Bikini (Oscar Bernácer)

Un hombre, una vespa y una entrevista con Franco. Pocos, pero intensos elementos son los que componen el cortometraje Bikini, un proyecto salido adelante gracias al crowdfunding. El corto recrea, de forma libre y artística, la histórica entrevista mantenida en 1953 entre Pedro Zaragoza, alcalde por aquel entonces de Benidorm, y el General Francisco Franco, con motivo de introducir en España la prenda de baño que fue uno de los primeros símbolos de apertura al exterior, y que cimentó al pequeño pueblo de pescadores como el gran complejo turístico que es en la actualidad.

Aunque el símbolo de Bikini sea el del propio alcalde, magníficamente interpretado por un Sergio Caballero que conseguira transmitirnos su entusiasmo mientras lleva a cabo las duras negociaciones para destapar los cuerpos femeninos en las playas del Levante, es la entrevista que tienen los tres personajes donde reside la fuerza de este cortometraje. Pese a que solo espera encontrar al dictador en el Palacio del Pardo, la presencia de su esposa Carmen le obligará a cambiar su estrategia sobre la marcha e improvisar argumentos sobre las bondades de la prenda y su significado.

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El juego de diálogos, miradas y lenguaje no verbal entre Pedro Zaragoza y el matrimonio (Interpretado por Carlos Areces y Rosario Pardo respectivamente) es maravilloso. Ágil, inteligente y sin frenos consigue recrear, con humor pero sin perder nada de realismo, una entrevista que devino fundamental en el futuro patrio. Son pequeños hechos aislados como este en concreto los que marcan la realidad, y Bernácer sabe transmitirnos precisamente esto con su obra.

Otra de sus grandes virtudes tiene que ver con las tomas del interior Palacio del Pardo, en el que las cámaras se recrean. El director nos transmite el lujo y la ostentación del Palacio en contraste con, por decirlo así, la triste Vespa de todo un señor alcalde como medio de viaje. Para un madrileño es un auténtico lujo contemplar el interior del famoso edificio.

Con la química entre los actores, la atención a los elementos más nimios y la personalidad arrolladora que desborda, lo único que se le puede reprochar a Bikini es, valga la redundancia, su escasa duración, que nos deja con un sabor agridulce en la boca, pues quizá unos pocos minutos más no habrían sobrado. En cualquier caso, un corto con voz propia que dará que propone y resuelve con buen criterio con voz propia, consiguiendo que el espectador la disfrute.

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