Opponent (Milad Alami)

Un luchador iraní se ve obligado a huir de su país en circunstancias poco claras junto a su familia y acaba en Suecia. Él, su esposa embarazada y sus dos hijas viven temporalmente en un hogar para refugiados en el frío norte de Suecia, esperando la aprobación (o rechazo) de su solicitud de permiso de residencia. Para ayudar a que la aplicación del permiso avance, el protagonista, Iman (personificado por el actor Peyman Moaadi), acepta competir en combates de lucha libre en nombre de Suecia.

Dividida en dos partes argumentales integradas como una sola, la película del director Milad Alami dedica prácticamente la primera mitad al drama de la migración, incorporando no solo la perspectiva de la familia protagonista, sino también, en pequeñas dosis, la de otras personas que se encuentran en una situación similar a la suya, recordando ligeramente a Aisha (2022), de Frank Berry. Sin embargo, más o menos a mitad de metraje descubrimos cuál es la razón que ha llevado a la familia a abandonar Irán, virando el argumento, hasta entonces quizás algo previsible, hacia otra dirección. A partir de aquí, la realidad de los protagonistas pasa a ser doble, dejando la respuesta a la petición de permiso de residencia relegada en favor de otro permiso, el que se da uno a sí mismo, le dan los demás y les ponen como de obligado cumplimiento.

En Opponent, el oponente o adversario del título es a la vez externo e interno y tanto el espectador como el protagonista descubrirán que, sobre todo de este último, no puede escapar, aunque se esconda al otro lado del mundo, diferenciándose de otros dramas similares por hacer de la soledad un lugar común menos común, al vivir una situación para la que es difícil encontrar un apoyo estable sin perder otro apoyo en el proceso de la aceptación.

La estructura de la película crea el suficiente misterio y ayuda a mantener el interés (de ahí que evite dar muchos detalles de la trama en este texto), pero al mismo tiempo el guion deja demasiado fuera de la historia al oponente externo, que esencialmente se presenta únicamente al principio de la película y al final, dejando la sensación de un esfuerzo inacabado, pero sobre todo una sensación de gran inconsciencia entre sus protagonistas. En cualquier caso, la narración en general funciona y consigue crear un relato absorbente, usando incluso algún que otro elemento más propio del thriller, y sobre todo por la fortaleza actoral de Peyman Moaadi, en cuyas espaldas esculpidas y el pecho palomo se sustenta un intérprete capaz de todo.

En cualquier caso, lo que más llama la atención al ver Opponent es cómo su estructura, también estética y visualmente, hace una división que es claramente perceptible en cada parte, primero al mostrar el día a día de la familia y después al empezar a entrenar para retomar la lucha libre, creando un contrapunto entre las estancias oscuras y otras un poco más luminosas, aunque con un montaje sutil y casi imperceptible, que con la cámara te lleva de la gravedad vital a la relajación de los que no tienen grandes problemas más allá del que origine el tiempo (y para el que tienen motos que tiran muy bien entre la nieve).

Elementos, todos estos, que llevan a ponernos en la piel de varios personajes, pero sobre todo en el protagonista, ya que Alami pinta un cuadro moralmente ambiguo y amargo de un individuo perdido. Enredado en una red de normas, conexiones y deseos, entre sentimientos y familia, deberes y necesidades, para las que debe tomar decisiones con las que el espectador no tiene por qué concordar. Como decía, Opponent es sobre todo un debate entre lo externo y lo interno, que crea una dicotomía en un principio clara de responder, pero que se complica mucho más de lo previsto al plantearse desde un mundo que exige más que respuestas.

Podéis ver Opponent en Filmin:

https://www.filmin.es/pelicula/opponent

 

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