Devuélvemela (Danny Philippou, Michael Philippou)

¿Qué precio estaríamos dispuestos a pagar por recuperar a nuestros seres queridos? Esta es una pregunta recurrente ante el dolor de una pérdida irreparable. La respuesta, suele ser invariable: lo que fuera. Pero ¿y si lo que vuelve no es más que un cascarón, una parodia perversa de lo que una vez amamos? Este es el planteamiento base de Devuélvemela (Bring Her Back), una idea que linda con lo que podría ser un drama pero que, lejos de ser una obra de linde entre lo atmosférico y lo psicológico, se sumerge en los abismos más crudos de la truculencia y lo terrible.

El duelo pues es parte central del film, confrontándolo de alguna manera entre los sujetos del mismo, ofreciendo las versiones opuestas de cómo se afronta. Por un lado está el abandono, el entregarse a cualquier solución por esotérica y malvada que parezca, y por otro el de la sanación natural, asumiendo una realidad que obliga, de alguna manera, a madurar en el proceso. Así, por un lado tenemos a una psicóloga, cuya estructura mental se revela parasitaria y afectada, que se entrega a una especie de culto satánico (del cual quisiéramos saber más cosas) y que acaba por perder hasta su propia humanidad. Por otro, dos hermanos jóvenes luchando por superar la muerte de un padre y vivir en un nuevo entorno. Una nueva situación vital que, lejos de hundirlos, los hará más fuertes.

Esto, ‹grosso modo›, sería el juego subversivo de espejos que plantea el nuevo film de los Philippou que, aún con un estilo reconocible, abandonan en cierta manera los matices del terror juvenil expresados en su anterior film Háblame (Talk to Me). En el caso que nos ocupa se trata de una inmersión absoluta y sin adornos hacia el terror más puro y absoluto. Los ingredientes usados resultan claros: combinar lo psicológico, lo atmosférico y un cierto misterio en el desarrollo del misterio con momentos explícitos de violencia cruda en todo su esplendor. Algo que no resulta un mero recurso de impacto sino que viene justificado en tanto refleja los pequeños clímax de degradación hasta llegar a su explosión final.

Sí, se podría decir que esta es una película que juega con las expectativas del espectador, cociéndolas a fuego lento, ofreciendo escapes falsos y giros retorcidos que hacen dudar de cuál puede ser el siguiente paso. Quizás, y este sería su principal debe, su desarrollo tranquilo da la sensación de que daba margen a explorar un poco más el ‹lore› interno de la secta mostrada. Sin embargo, su presencia puntual en imágenes de archivo ofrece por el contrario una sensación más de realismo peligroso. No hace falta conocer al mal, lo terrible es saber que está ahí presente y que en cualquier momento puede aparecer hasta en la forma de quién presuntamente te va, en teoría, a proteger.

Se podría decir pues que Devulélvemela es una película de impacto pero no en la forma banal del ‹jump scare› y olvido posterior. Un film cuya virtud es penetrar como un cuchillo en la psique y en el alma del espectador dejando una sensación extraña de desamparo y malestar y, sobre todo, una colección de imágenes que, más allá del conjunto, resultan imposibles de olvidar. Sin duda una de las que está destinada a ser película de culto, trascendiendo el género.

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