Claire Denis… a examen

«El placer que sentía con el vientre al sol, al empuñar su sexo en la cuna de la naturaleza silvestre, a la vez indiferente y cómplice de su hedonismo, era indecible. No era púber y no podía eyacular, pero permanecía lo que a él le parecían horas (…) masturbándose en medio del espigón y los flamencos rosas. (…) Jonas decidió llevar allí a uno de sus amigos, a quien creyó poder confiar el secreto. (…) Todavía era un niño, pero ya en plena transformación, que a Jonas le parecía razonablemente ajena a él, al menos por el momento. Lo veía como a uno de los suyos, un semejante, niño y de sexo masculino, pero también como una sublimación de ellos mismos. (…) Cuando Jonas y Olivier llegaron a la punta del espigón, en la isla, Jonas se desnudó para librarse a sus caricias con la certidumbre de que Olivier haría lo mismo. El muchacho lo observó al principio con interés, antes de exhibir una mueca de desprecio y ponerse de pie (…) Olivier le dio la espalda y huyó a la carrera. (…) Nunca antes se había interrogado sobre la normalidad de su atracción por Olivier (…) No sentía vergüenza ni por el alcance sexual de su gesto ni por su objeto, y le parecía natural confiar el deseo de su cuerpo a Olivier. Jonas se visitó a toda prisa.»

Al leer este fragmento —o toda la novela— de Le sel de Jean-Baptiste Del Amo, se puede apreciar una fuerte similitud entre sus palabras y las imágenes de Claire Denis. La escritura visual de Jean-Baptiste del Amo, encuentra reflejo en como la directora francesa imprime sus imágenes. Aunque los dos autores no se reconozcan o no hayan descubierto sus respectivas obras, hay una interesante comparación entre su forma de observar el cuerpo en relación a otro cuerpo o un espacio.

Claire Denis, prestigiosa directora contemporánea, vivió en África durante toda su infancia, descubrió el cine de forma tardía, estudió en el IDHEC —ahora La Fémis— en Francia y trabajó como asistente de dirección de Wim Wenders y Jim Jarmusch, entre otros. En el libro Más lecciones de cine de Laurent Tirard, Claire Denis comenta «Creo poder decir que los asuntos más importantes de la vida, como el amor o el sexo, los descubrí en el cine. Sin embargo, necesité muchos años para plantearme filmarlos yo misma».
Denis descubre así cuestiones de la existencia gracias al cine, y evoca parte de su infancia en su ópera prima, Chocolat, film que contiene ya muchas de las marcas de su futuro estilo.

Chocolat nos sumerge en los recuerdos de la infancia de una mujer francesa que transcurrieron en el Camerún colonial. Sin ningún otro punto de referencia, la chiquilla acepta el sometimiento de una mayoría negra por parte de la minoría blanca como un orden natural de las cosas. Sólo desde el recuerdo es capaz de darse cuenta de las crueldades y los errores cometidos por el sistema colonial.
A partir del film, se nos habla del descubrimiento a partir de la alteridad del otro. En el reconocimiento de las similitudes y diferencias hay una disposición por comprender al otro, extraño y ajeno. Al recordar el fragmento de Le sel, observamos una gran similitud con la película, nada menos que este aprendizaje gracias al otro: Jonas conoce, al ver la reacción de su amigo después de desnudarse, la perversión en torno a la pureza de su acto sexual y natural. Jonas simplemente quiere compartir su atracción con otro cuerpo, como hace la niña de Chocolat, con el esclavo negro de su familia, y viceversa. En la película, France no expresa un deseo sexual en relación a Proteé, sino una admiración hacia él, como la persona que le permite descubrir, abrir su mente, observar el país con sensibilidad y el estado cambiante de los hombres.
Este acercamiento corporal y delicado es profundo en casi toda la filmografía de la directora, como la preocupación por encontrar esos actores que la seduzcan, para que después puedan interpretar el personaje. Claire Denis comentaba también en Más lecciones de cine que para trabajar con actores necesita haber pensado mucho en ellos. «Necesito estar enamorada de ellos y no en el sentido figurado del término. Necesito fantasear con ellos. Además, el modo en que miro a un actor en plató es el mismo con el que mi adolescencia miraba a los actores cuando iba al cine. Hay una forma de admiración».
La relación entre Proteé y France, carnal y corporal, incita al poco uso del diálogo para dejar paso al movimiento. Un cuerpo moviéndose, en el cine de Claire Denis, sustituye a la palabra. Y es así como la cinta finaliza: cuando Protée se marcha, marca a la niña con fuego como venganza; pero no hacia ella, sino a lo que representa. La revista Correspondencias expresa «Es una marca que resumen los años de humillaciones por parte de aquellos que llegaron y sin motivos lo catalogaron a él y a los suyos como inferiores. Es por eso que Proteé, antes de desaparecer en el desierto, incapaz de transmitir con palabras a France su última lección (el dolor que se siente al ser repudiado), provocará una quemadura en la mano de la pequeña».

Volviendo al inicio de la película, France vuelve a África después de muchos años. En los primeros minutos se nos introduce el territorio y la relación entre personaje y espacio mediante unas ya habituales imágenes de transición, de viaje, de movimiento, desde la ventana del coche, con una bella banda sonora de fondo. Esa estampa, recurrente también en films como 35 Shots of Rhom desde la cabina del tren, nos introduce en el flashback que supone toda la película, el recuerdo de su infancia. De esta forma, se inicia el interés de la directora francesa por la fragmentación del relato donde el montaje, hecho que resulta clave para el desarrollo no cronológico de su apuesta.
Com explica Claire Denis en el libro de Laurent Tirard, «La música desempeña un gran papel en mi puesta en escena». Elementos tan importantes en su cine como el ritmo y la duración de el plano son influenciados y trabajados a partir de una o varias piezas musicales.

Se podría concluir que su cine es una fragmentación de momentos, donde cuerpo (y personaje) en relación a un yo, se empapan de la tierna fotografía que ilumina el espacio y de un tiempo controlado por el ritmo musical de las imágenes.

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