Cemetery of Splendour (Apichatpong Weerasethakul)

Apichatpong Weerasethakul va camino de ser uno de esos autores que en el futuro dejarán a sus espaldas un legado cinematográfico al nivel de los grandes directores que ha parido el lejano oriente. Ya con Mysterious Object at Noon obteníamos las primeras pistas de lo que iba a ser su propuesta a nivel fílmico. Se trataba de una especie de mezcla entre documental y ficción sobre la relación entre diversos personajes de una localidad tailandesa concreta. Aunque en sus primeros minutos seguía las andanzas de un vendedor urbano, Apichatpong poco a poco iba cimentando una atmósfera onírica, utilizando diversos elementos fantásticos que daban un sabor diferente a una cinta que se convertiría en toda una declaración de intenciones por su parte, además de resultar muy recomendable como primera piedra de toque para comprender el estilo del cineasta.

Quince años después, Cemetery of Splendour busca culminar la prolífica primera parte de la carrera cinematográfica del tailandés. Apichatpong, en su vuelta a la pequeña localidad donde pasó los primeros años de su vida, nos vuelve a brindar otro juego entre muerte, enfermedad y convalecencia como ya hiciera en varias de sus obras más reconocidas, al mismo tiempo que mantiene esa atmósfera cargada de irrealidad que ya se ha convertido en marca de la casa. En este caso, el asiático narra cómo una mujer se pone en contacto con varios soldados postrados en camilla que poseen una extraña enfermedad del sueño, estableciéndose entre ambos un contacto especial que desencadena, a su vez, varias escenas oníricas. Esta será la seña de identidad de la película, donde es muy difícil separar la realidad de aquello que está generado por la mente de los personajes. Y aquí radica su gran virtud, ya que da una increíble autonomía al espectador para que este experimente todo tipo de sensaciones al entrar en la atractiva atmósfera que nos ofrece el film, siempre que no sienta una necesidad imperiosa de comprender absolutamente todo lo que se muestra (en ese caso, mejor buscar otras propuestas).

En esta perspectiva visual tiene decisiva importancia el uso del color, a través del que Apichatpong busca experimentar con los sentimientos de los protagonistas. A veces esto va parejo a un cambio en el paradigma argumental, pero lo habitual es que sea el propio escenario el que se impregne de diversas tonalidades que proporcionan sentimientos concretos, sin que medie explicación para tales fenómenos. Esta aparente aleatoriedad, lejos de ser un inconveniente, es precisamente la mejor carta de presentación de una película que en todo momento goza de una clara cohesión entre sus partes. Bien es cierto que este colorido suaviza un poco el contenido del film, ya que nuestra mente sabe responder mejor a los estímulos generados por el color que al de los cambios en el escenario, también muy presentes en esta obra.

Cemetery of Splendour, al menos como ha sido presentada en el 53 Festival Internacional de Cine de Gijón, va precedida del documental Vapour que, manteniendo las bondades del director en el plano visual, no termina de concretar sus intenciones pese a los 19 minutos de duración. Apichatpong asegura que para él tiene una suma importancia el tema del vapor, que aquí vemos introducirse entre las casas de varias personas. No es complicado extraer intepretaciones de lo que vemos en pantalla, pero Vapour acaba por convertirse más en una pieza con la que experimentar entre largo y largo que un cortometraje que se pueda valer por sí mismo.

El propio Apichatpong ha reconocido que Cemetery of Splendour es su película más accesible. La razón que otorga para tal razonamiento es que hay un personaje con el que el espectador se puede identificar, al contrario que anteriores filmes donde el escenario jugaba un papel incluso más importante que aquí. Y hablando de escenarios, el cineasta no ha parado de asegurar que Cemetery of Splendour será su última película en Tailandia, cerrando así un ciclo de su vida y, al mismo tiempo, abriendo otro en el que se dedicará a rodar en el extranjero. ¿Qué país logrará atraerlo para que continúe haciendo cine en su territorio? Está por ver, aunque parece que ha declarado que quiere hacer su siguiente película bajo el idioma castellano. Pero lo que es seguro es que desde aquí seguiremos esperándole, allá donde se encuentre.

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