La vida fuera (Mario Martone)

La vida fuera (2025), la más reciente obra de Mario Martone, representa un gesto audaz dentro del cine biográfico contemporáneo y confirma la coherencia de una filmografía que opera siempre al borde entre la reconstrucción histórica y la reflexión existencial. Martone, autor con décadas de trayectoria en el cine italiano —recordado por títulos como Nostalgia (2022)— se aproxima en esta ocasión a la figura de Goliarda Sapienza, escritora, actriz y mujer irreverente cuya obra póstuma El arte de la alegría ha alcanzado estatus de culto en la literatura italiana contemporánea.

La película narra un episodio clave de la vida de Sapienza: su ingreso a la cárcel femenina de Rebibbia en el verano de 1980, tras un gesto  impulsivo que la llevó a robar joyas. Más que un biopic convencional, Martone construye un relato fragmentado y no lineal que intenta capturar la complejidad de una vida marcada por la resistencia a los moldes sociales y la búsqueda de libertad.

En términos narrativos, La vida fuera evita las certezas del relato clásico de ascenso y caída para apostar por un tejido de memorias, encuentros y emociones. Esta decisión formal, valiente en intención, ha sido objeto de debate entre la crítica: algunos consideran que esta estructura fragmentaria resulta estimulante, mientras que otros la perciben como un desorden que dificulta la comprensión profunda del personaje principal.

El corazón de la película reside en la relación entre Sapienza (interpretada por Valeria Golino) y Roberta (Matilda De Angelis), una joven ex reclusa de espíritu rebelde. Las reseñas coinciden en que tanto Golino como De Angelis sostienen la película con su presencia, aportando densidad y humanidad a personajes que, en manos menos convincentes, podrían haber quedado planos o arquetípicos. La actuación de Golino ha sido destacada por transmitir tanto la furia interna como la vulnerabilidad de una mujer atrapada entre un pasado insatisfecho y un futuro incierto; mientras que De Angelis encarna con energía y verdad la libertad temeraria que Sapienza misma parece buscar.

Desde el punto de vista estético, Martone colabora con el fotógrafo Paolo Carnera para construir una puesta en escena que oscila entre la cruda realidad de los espacios carcelarios y una luz casi poética cada vez que Sapienza se enfrenta a su propio reflejo en el mundo libre. Esta dicotomía visual subraya la tesis central del film: la libertad, paradójicamente, se experimenta tanto dentro como fuera de las paredes físicas que la sociedad erige. No obstante, La vida fuera no ha logrado consenso crítico unánime. En agregadores internacionales ha recibido reseñas mixtas, con puntuaciones medias que reflejan la división de opiniones. Algunos críticos consideran que el ritmo narrativo y los constantes saltos temporales restan impacto dramático a la historia, mientras otros valoran su audacia formal y la profundidad temática sobre la identidad, la emancipación y la sororidad.

Martone se presenta, una vez más, como un cineasta que rehúye la complacencia narrativa. Su cine exige al espectador un compromiso activo, invitándolo no solo a “ver” la vida de otro, sino a interrogársela desde sus propias marcas culturales y existenciales. La vida fuera es una obra que, incluso en su imperfección percibida, reafirma su ambición: llevar al cine no solo una biografía, sino una propuesta estética sobre la libertad y la memoria.

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