Guadalquivir (Joaquín Gutiérrez Acha)

Guadalquivir 3

Sin duda alguna, la propuesta de rodar un documental acerca de la pequeña fauna que se esconde en el rio español Guadalquivir (tan necesaria como poco frecuente) resulta, cuando menos, suculenta. Pues el caso es que los entornos de este importante rio de nuestro país esconden rarezas y misterios casi equiparables a cualquier ecosistema de los que estamos artos de contemplar en reportajes televisivos sobre la fauna africana u otras selvas del resto del mundo. Al oír la sinopsis uno piensa en ejemplos como Océanos (Jaques Perrin, Jaques Cluzaud, 2009) o Earth (Alastair Fothergill, Mark Linfield, 2007), documentales cuyo principal atractivo reside en la belleza que contienen las incontables imágenes que describen un mundo paralelo, a menudo ignorado por la sociedad. Sin embargo, dichas películas tienen la capacidad de no dejarse anonadar por las imágenes para plantear un discurso que permita a los documentales no quedar enmarcados como anegdóticas fotografías, dirigir su discurso en una dirección determinada para plantear una tesis que vaya más allá del puro placer visual. Algo de lo que carece, desafortunadamente, la película que nos ocupa.

Guadalquivir

Guadalquivir arranca con una atractiva voz en of de la cantante Estrella Morente, dándonos información acerca de las especies y de los espacios que contemplamos y guiándonos en el inicio de una aventura visual para ofrecer los detalles que las imágenes no pueden describir. Nos encontramos ante una elegante puesta en escena que nos invita a dejarnos llevar por el conjunto de secretos escondidos en un territorio no urbanizado, repleto de atractivos cinematográficamente vírgenes. No obstante, a los pocos minutos la inexistencia de un hilo argumental (fallidamente asignado a los movimientos de un zorro que termina por ser tan solo un personaje que aparece de forma intermitente) hacen que nuestra atención se desvíe de la pantalla en más de una ocasión, convirtiéndose la película en un cuaderno de imágenes a ratos interesantes y a ratos reiterativo. Todo acaba resumiéndose a una colección de fotografías que apuntan más que disparan; como un conjunto de acciones que el montaje trata de conectar sin demasiado éxito para terminar siendo algo parecido a sugerencias esbozadas pero no acabadas.

Guadalquivir 2

Con ello no quiero decir que Guadalquivir carezca de todo mérito, pues lo cierto es que en la película sí podemos contemplar determinadas imágenes acertadamente capturadas, definidoras de un universo perteneciente a la fauna española y merecedoras de ser mostradas en la gran pantalla. Pero es una pena que a pesar de todo dichas imágenes se queden tan solo en eso: en meras imágenes. No encontramos en el documental de Gutiérrez emocionantes secuencias como la marcha de los cangrejos que pretenden llegar al mar en Océanos, ni tampoco una tesis que unifique las acciones de todos los animales pertenecientes al universo mostrado para llevarlo al terreno cinematográfico que distingue al documental del reportaje. En otras palabras, hablamos de un documental que prácticamente carece de narrativa, que deposita toda su confianza en el poderío de las imágenes sin lograr redondear el producto acabado. Un producto que, eso sí, tiene sus buenos momentos y que tal vez interese al aficionado en la materia, si bien desde un punto de vista cinéfilo no termina de ofrecer lo que suele esperarse de un verdadero producto cinematográfico.

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