The Surrender (Julia Max)

Empecemos por el final: El desenlace de The Surrender, sin entrar en spoilers, es tan desconcertante como, a su manera, una de las mejores decisiones que su directora, Julia Max podría haber tomado. Los motivos, los desarrollaremos más adelante, pero por el momento digamos que en términos de desarrollo del film, a veces es mejor saber cuándo parar en lugar de apostar por algo más intrincado y/o fallido.

Y es que justamente esa es la sensación que nos deja The Surrender. Una ‹slow burn movie› que se va construyendo poco a poco, a través de un drama familiar a dos para irse deslizando poco a poco hacia los terrenos de los sobrenatural. Con este planteamiento dramático, este tempo y con una resurrección y los traumas intrafamiliares presentes, se podría pensar en que Julia Max cae en la tentación de crear otra película con esa etiqueta, afortunadamente en desuso, que era lo del terror elevado. Nada más lejos de la realidad, contrariamente Max desata con inusitada furia tanto las interpretaciones de sus protagonistas como las situaciones que van sucediendo.

Pero ojo que esto no sinónimo de virtud. En el caso que nos ocupa es justo lo contrario. Por un lado la sobreactuación, casi bordeando el histerismo, de Colby Minifie rompe con la atmósfera opresiva hasta convertirse no en una muestra de duelo a empatizar sino en algo especialmente molesto que además se carga toda sensación de veracidad. Y, por otro lado, está lo que es el desarrollo en sí. De una construcción bien articulada, dejando que la situación escale a través de la duda y el trauma pasamos a un nudo y desenlace donde todo parece atropellado, sin más contextos o explicaciones que no sean el ya manido truco de guión para que todo avance de alguna manera. Y así, a trompicones y con más incredulidad y estupor que verdadero horror, llegamos a la decisión final.

Como decíamos al principio este es probablemente el mayor acierto de la película y por ende de su directora. Se puede hacer cierta broma con la idea de que no había más presupuesto para más o que se le acabo el paquete de folios para escribir el guión, pero no. De hecho parece seguir una cierta coherencia interna con el hecho de, mediante unos flash-backs multidimensionales, dar una sensación de cierre de círculo y, al mismo tiempo de entrar en un bucle infinito de difícil resolución, o al menos de solución en forma convencional.

Por ello podríamos haber asistido a una chapuza final que no solo consumara los defectos del conjunto, sino que los acabara por rematar del todo. En su lugar puede ser que estemos ante una decisión valiente que puede desconcertar pero que es satisfactoria o sencillamente por la asunción que una retirada a tiempo es una victoria. Sea como fuere, aunque no sea determinante para elevar la calidad global del film si al menos sirve para reconocer que hay una intención loable y que quizás no haya un gran acierto en términos de control de dirección pero sí de manejo de la historia.

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