Señorita extraviada (Lourdes Portillo)

El Vol. II de la 33ª Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona (MIFDB) apuesta este otoño por la documentalista mexicana Lourdes Portillo, en esa iniciativa bianual dedicada al cine en clave disidente, feminista y que da voz al cine hecho por mujeres de ayer y de hoy. Este homenaje a la directora nacida en Chihuahua y afincada desde la adolescencia en California (EEUU), consta de tres sesiones en las que se proyectan cuatro de sus películas desde el 9 al 30 de octubre. Portillo ya había formado parte de la programación en otras ediciones desde el inicio de la Mostra y había acudido en persona, pero tras su fallecimiento en 2024 y, ante la ausencia de homenajes, se decidió dedicarle este justo ciclo o pequeña retrospectiva con la colaboración de Casa Amèrica Catalunya, en la que se ha podido ver ya un largometraje y dos cortos para culminar con la excelente Señorita extraviada el día 30 a las 20.00 horas en los Cinemes Girona. Documental que obtuvo un gran impacto en su tiempo alzando numerosos premios como el Ariel a Mejor Documental Mexicano, el Premio Especial del Jurado en Sundance o el Premio Gandhi de Oro en el Festival de Cine de Derechos Humanos de Barcelona.

La Mostra ha querido realizar una oferta menos habitual sin programar su documental más exitoso Las madres: The Mothers of Plaza de Mayo, nominado a los premios Óscar, para apostar por películas que no han estado tanto en circuitos de programación. Con esta elección se puede disfrutar de una obra que abarca diferentes temáticas, desde el fallecimiento de su tío acusado de muchos rumores extraños en El diablo nunca duerme (1994), el humor y el sarcasmo en torno a Cristóbal Colón y su “juicio” en Columbus on Trial (1992) o la muerte de una conocida cantante en Corpus: A Home Movie for Selena (1999). 

Señorita extraviada constituye, para mí, el mejor trabajo de los cuatro programados por su alto compromiso y contenido de denuncia de las atrocidades y feminicidio sistemático ocurridos en Ciudad Juárez a través del arduo proceso de investigación. Las copias se encuentran en una calidad regular, siendo necesario su difusión en más países para impulsar una restauración urgente de su obra, cuyo legado está en manos de su hijo. La directora mexicana se une a otras documentalistas latinoamericanas pioneras homenajeadas en la Mostra en años anteriores como Rosa Martha Fernández, Sara Gómez (de la que me hice eco en esta revista), Marta Rodríguez o Margot Benacerraf.

La obra de Lourdes Portillo ha sido muy representativa y un gran referente para el movimiento cultural y cinematográfico chicano, ya que esta comunidad de personas de origen mexicano con residencia en EEUU está muy presente en su filmografía que comienza en los 70. Portillo no olvida sus raíces mexicanas, pero apuesta por dar visibilidad también a colectivos marginales, latinos, a los problemas de la colonización o la emigración dentro de su cine activista que se sale de lo convencional en el género documental.

Señorita extraviada (que ya tuvo su estreno en 2002 en la MIFDB), representa una labor de investigación valiente y rigurosa sobre la terrible situación en las zonas fronterizas entre México y EEUU en las que los casos de desaparición y posterior asesinato de chicas se remontaban en esas fechas a más de 350 en Ciudad Juárez, la gran mayoría sin resolver. Dos años de seguimiento acudiendo a las fuentes más directas como familiares de las fallecidas, asociaciones de ayuda a las víctimas, gobernantes del momento, jóvenes de la ciudad y víctimas de violaciones que sobrevivieron. Dos años recabando testimonios para tratar de esclarecer el origen del feminicidio impune en esta búsqueda entre las sombras que no estuvo exenta de alguna advertencia y amenaza por su introducción en uno de los temas más oscuros del país que azota a una población agravada, además, por problemáticas sociales y económicas ligadas al mismo.

El documental conjuga la dolorosa poesía de algunas imágenes (bajo tristes notas de piano en partes urbanas y rurales), con lo objetivo de sus entrevistas a familiares que narran su angustia ante la falta de información, investigación policial u ocultación de la verdad. También hay sitio para noticias del momento sobre actuaciones políticas que pretendían solucionar el problema arrestando bajo una notoriedad y difusión sospechosas a distintos personajes, bandas u organizaciones, mientras las desapariciones y cadáveres enterrados seguían saliendo a la luz, demostrando que el problema continúa existiendo y que detrás subyace una grave y compleja problemática de crimen organizado con demasiadas puertas que abrir.

La directora aborda varios frentes acudiendo al gobernador del Estado de Chihuahua y asistente general que vomitan declaraciones vergonzantes donde se desligan del tema, como también a una responsable de la Federación de familias de desaparecidos latinoamericanos, que denuncia la nula implicación eficaz de ningún partido político del país. La voz en ‹off› en inglés de Portillo clarifica la terrible situación de una parte del país muy ligada a la economía dependiente de la industria de las maquilas, la mayor inversión del gobierno mexicano, donde trabajan en dos turnos 185.000 personas, muchas de ellas chicas jóvenes que entran muy temprano o salen tardísimo llamadas maquiladoras y que se ven obligadas a desplazarse por la noche. Estas jóvenes son el foco principal de las desapariciones, existiendo conexiones con el crimen organizado claras que no se investigan porque la problemática radica en el narcotráfico, policía corrupta y esferas mucho más altas, según comentan en las entrevistas realizadas.

Lourdes Portillo acude a rodar manifestaciones o actuaciones de denuncia de los familiares afectados que demandan esclarecimiento e investigación eficaces ante esta horripilante oleada de asesinatos en serie, muchos de ellos marcados con el mismo patrón, aquejados de una nula tradición de cuidado de las escena del crimen que impide seriamente las pesquisas policiales. También expone muchas fotos y nombres de las desaparecidas durante los noventa para que encuentren su espacio y sirvan de alivio a las familias ante la indolencia de un gobierno que no es capaz o no quiere atajar el problema exponiendo su inoperancia.

Un tema realmente preocupante, un problema social que no se puede enmarcar en la delincuencia y crimen “habituales”, sino que presenta una incidencia femenina, teniendo su base en la cultura de la violencia hacia la mujer. Agravándose por la complicidad de distintas esferas poderosas que obligan a un silencio, al miedo a hablar de esa ciudad mexicana que normaliza todo un entramado donde se facilita la captación de chicas en las maquilas, donde se las secuestra, se las viola grupalmente, quema y se entierra en zonas desérticas y fronterizas. Tierras de nadie, tierras impunes, tierras que encierran historias estremecedoras.

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