Mario Martone es uno de esos nombres indispensables de la cinematografía transalpina. Después de más de 30 años tras las cámaras, el cineasta regresaba este año para presentar en el marco del Festival de Cannes, donde competiría por la Palma de Oro, su nuevo trabajo, La vida fuera (Fuori), centrada en la figura de la escritora Goliarda Sapienza. Con motivo de su llegada a salas, tuvimos la ocasión de entrevistarle.

Rubén Collazos: Normalmente hay un acercamiento por tu parte en torno a personajes históricos. ¿Cómo abordas la creación de ficciones a través de este tipo de personajes?
Mario Martone: Sobre todo, me gusta hablar sobre artistas, de almas inquietas, irregulares. Me gustan sus inquietudes. No solamente me gusta contar los hechos, las historias, los personajes, sino ir más allá, acercarme al alma de esa persona que escribe, e intentar darle voz. Trasladar ese estilo literario al estilo cinematográfico. Desde este punto de vista, todas las películas son diferentes.
R.C.: ¿Qué te atrajo exactamente del personaje de Goliarda Sapienza?
M.M.: Podría haberla conocido en los años 90, porque vivía en Roma y hacía teatro. Seguramente, teníamos conocidos en común. Pero nunca me la había encontrado, ni tenía ni idea de que escribiera en absoluto. Era una persona que estaba al margen del sistema. De repente, en 2008, apareció su novela, L’arte de la gioia, publicado previamente en Francia. Esa novela me pareció extraordinaria. Me parece increíble que ella hubiera escrito una obra de arte y que nadie la conociera. Algo demasiado bonito como para no hacer una película.
R.C.: ¿Cómo fue el trabajo con Valeria Golino para que comprendiera este personaje? ¿Qué aportó ella al personaje, dado que dirigió una miniserie sobre dicha novela?
M.M.: Cuando contacté con Valeria, supe que había comprado los derechos para hacer la adaptación de esta novela. Auténtica magia. El proceso de trabajo fue verdaderamente muy bello, porque logramos hacer una aproximación con mucha profundidad y, como el propio título de la novela dice, mucha alegría, porque era algo compartido de algún modo. Goliarda estaba presente entre nosotros.

R.C.: Estás más acostumbrado a trabajar sobre personajes masculinos que femeninos, que se van encontrando en tu obra. ¿Qué diferencia hay, desde tu perspectiva, entre ponerse ante un personaje masculino y uno femenino?
M.M.: Es lo que te comentaba un poco al principio, es una voz diferente. Cuando dirigí L’amore molesto, basada en la primera novela de Elena Ferrante, el personaje central es una mujer, era una película sobre mujeres. Pero es muy distinta de esta, porque son muy distintas Elena Ferrante de Goliarda Sapienza. Entonces, la manera de hacer la película cambia si sientes la voz de quien escribe. En cambio, cuando piensas en voces masculinas, surgen un mundo totalmente diferente, como en mi película Nostalgia.
R.C.: ¿Nos podrías hablar sobre cómo afrontaste el proceso narrativo del film? ¿qué buscabas con este tipo de estructura?
M.M.: La narración parte de dos novelas: en primer lugar está La cárcel de Rebibbia, y luego Le certezze del dubbio (La certeza de la duda). Entonces, por un lado encontramos la estancia en la cárcel, y por el otro cuando está fuera con Roberta. Me gustaba jugar con esta idea, de abordar dos novelas dentro de una misma película, y de ahí surgen todos estos movimientos, esta estructura narrativa.
R.C.: Acerca de este contraste, hay también una dicotomía entre cuando está dentro y cuando está fuera, por un lado la libertad que siente cuando está en prisión, y por el otro, esta digamos opresión que se trabaja desde lo sonoro e incluso la puesta en escena. ¿Cómo trabajaste esta idea?
M.M.: Todo está pensado desde el punto de visto de Goliarda, incluso el plano. Toda la geometría de los barrios romanos que te llevan a ver la cárcel. Para encontrar ese lugar del alma donde entra y sale de la cárcel. Siempre hay como un sufrimiento, pero también hay dulzura. Entonces estos dos aspectos se van entrelazando, porque son personas que sufren los protagonistas de este film. Pero son personas que sufren y encuentran un modo de olvidar ese sufrimiento. Y esto es algo que me gusta mucho, una especie de alquimia secreta.

R.C.: Por último, te querría preguntar si nos podrías recomendar una película “maldita”, desconocida o al margen que te haya inspirado.
M.M.: Sería fácil decir Thelma & Louise, que es un gran film, pero debo decir que cada vez que arranca un rodaje, veo una película con todo el equipo del film e intérpretes. En este caso vimos Gloria de John Cassavetes. No es una referencia explícita, pero sí forma parte del alma de la película.
R.C.: Muchas gracias y enhorabuena por la película.
M.M.: Adiós Rubén. Gracias.

Larga vida a la nueva carne.





