El debut en la dirección del cineasta ucraniano Pavlo Ostrikov parte de una premisa de lo más sencilla: ¿qué sucedería si fueses la única/última persona en el universo? Algo que ya recoge con certeza el título de esta ópera prima, U Are The Universe, donde prevalece un solo escenario. Andriy, el protagonista, junto a esa clásica figura del ayudante a bordo (robótico) —exportada pertinentemente de la 2001: Una Odisea en el espacio de Kubrick que el realizador llega a homenajear—, afrontará esa coyuntura huyendo de cualquier atisbo de gravedad. Y es que ante situaciones extremas, nada como el humor para romper con todo.
U Are The Universe emplea esa comicidad como herramienta articular en su primer tramo: el carácter juguetón de su personaje central da paso a una serie de instantes que quizá se sienten un tanto disgregados entre sí, y funcionan más como un popurrí que como algo que dote de entidad propia al relato, pero definen con certeza un tono que irá gravitando y moldeando su naturaleza de forma aparentemente nimia. En el fondo, sin embargo, es así como se forjan las bases de una obra que tiene muy claro qué derroteros tomar y que, además, se mueve con destreza entre distintas escalas sabiendo cual es su lugar.
Así, y si en recorrido inicial puede deslizarse la sensación de que el film de Ostrikov no posee un rumbo fijo, se devanea entre soluciones para ir otorgando matices al protagonista, y no logra conjuntar los distintos elementos que forman este segmento, poco a poco nos hallamos ante una propuesta que se sabe explayar con la habilidad requerida. Quizá no posea excesiva finura en la configuración de un relato cuya cohesión se siente un tanto vulnerada por esa naturaleza dispar, y más allá de los jugueteos visuales conformados por elipsis y alguna que otra pirueta visual no encontremos gran cosa, pero la claridad con que se desplaza otorga uno de los motivos principales por los cuales U Are The Universe funciona exactamente cuando debe funcionar.
El ucraniano logra transitar entre géneros con relativa facilidad, no sólo no sintiéndose vulnerado su tono, sino además logrando llevar a buen puerto algunas de sus mejores ideas. La aparición del personaje femenino, que también se devanea sin una dirección fija en un principio, llevará el film a un estrato muy distinto que resulta de lo más interesante en tanto alienta una reacción por parte de Andriy. De la situación, más que de desesperanza, de desidia e incluso de un hastío que se advierte en no pocos gestos del explorador espacial, nos encontramos ante un estímulo que va tomando forma con el paso de los minutos, y que explora los confines de una soledad que no parecía haber afectado al protagonista.
De la relación establecida nacerán los mejores minutos de U Are The Universe; y es que pese a que algunos de sus giros resultan predecibles, Ostrikov no los emplea tanto en el sentido de buscar un efecto sorpresa, sino de continuar moldeando los distintos vínculos establecidos. De hecho, de todo ello surge una paradoja en torno al concurrido papel de las IA cuyo desarrollo, acertadamente, es casi testimonial. Más bien un apunte a pie de página porque lo que interesa al cineasta no reside en el socorrido nexo hombre/máquina, sino en una pertinente profundización en torno a sus personajes. Y aunque las veces el lenguaje empleado por el debutante resulte tosco —las imágenes que concibe no siempre contienen las virtudes que podrían atesorar—, cabe celebrar en cierto modo un film sin complejos, que pese a adolecer de ciertos tramos que se suceden más como un ‹déjà vu› que otra cosa, tiene claro su propósito y, con él, que el resquicio en la humanidad es, quizá, lo más valioso y lo último que hay que perder.

Larga vida a la nueva carne.