Yakuza Graveyard (Kinji Fukasaku)

Definir Yakuza Graveyard es sencillo: brutal, fascinante, dinámica, demoledora, divertida, cruel, violenta, sádica. Pura adrenalina hecha cine. Esas son las sensaciones que produce esta espectacular película de ‹yakuzas› dirigida por el gran maestro del cine de acción japonés Kinji Fukasaku.

Fukasaku fue sin duda el gran maestro del cine de ‹yakuzas› salvaje. Dirigió entre 1973 y 1974 la que es sin duda la saga más famosa del cine de ‹yakuzas›, la tremenda Yakuza Papers, o lo que es lo mismo, El Padrino del cine de ‹yakuzas› compuesta por 5 películas: Batallas sin honor ni humanidad, Deadly Fight in Hiroshima, Proxy War, Police Tactics y El episodio final. Con esta saga Fukusaku narraba partiendo del Japón de la post guerra hasta llegar a los años 70 el mundo del hampa en Japón siguiendo los pasos de una familia de yakuzas así como los cambios sociales experimentados en el país del sol naciente. Sangrienta y trepidante nos mostraba escenas de extrema violencia con cortes de dedos gore y sanguinolentos que dejaban al Yakuza de Sydney Pollack a la altura de Mary Poppins.

Fukasaku rueda Yakuza Graveyard después de finalizar la saga Yakuza Papers, e igualmente utilizará el estilo vibrante, violento y dinámico que caracteriza a su cine para contarnos la historia de un bocazas y violento policía de origen chino llamado Kuroiwa, cuyos métodos se salen de los protocolos habituales, que tratará de luchar y poner orden en una ciudad que se halla inmersa en una guerra por el poder y el control del suministro de drogas entre dos bandas ‹yakuzas› rivales. Este auténtico outsider al estilo de Harry el sucio o Bullitt se topará con la barrera de su origen y acabará consumiendo su mala leche en el alcohol y en un modo de actuar violento e irascible que le acarreará problemas con sus jefes.

Kuroiwa, interpretado magistralmente por Tetsuya Watari, rechazará los sobornos efectuados por las bandas ‹yakuzas› y descubrirá que la propia policía está tan podrida y corrompida como aquellos contra los que supuestamente están obligados a enfrentarse. A lo largo de la trama Kuroiwa encontrará la amistad de un ‹yakuza› de origen coreano y un amor imposible con la mujer de un ‹yakuza›.

La película avanza con un ritmo frenético con usanza de cámara en mano con movimientos nerviosos y espásmicos tal como si un operador del noticiario siguiera los pasos de los personajes en las secuencias de acción, lo que confiere a la narración un estilo realista cargado de espectaculares secuencias de persecuciones, sorprendentes peleas, humor negro, ornamentados tiroteos, explosiones rimbombantes y testosterona anabolizada que llenarán el cementerio ‹yakuza› de cuerpos inertes hasta llevar al orgasmo fílmico a los amantes del cine de acción.

La película acaba con un maravilloso plano de Kuroiwa que demostrará su hombría y dignidad con un teatral gesto que pondrá la guinda final a la espectacular cinta que habremos tenido el gusto de ver. Sin querer desvelar el final [Spoiler] la última escena me recuerda al emocionante final que Robert Aldrich filmó en su poco mencionada y reivindicable Destino Fatal, película que comparte con la de Fukasaku un protagonista descreído y estilo argumental similar, con la diferencia de que la cinta de Aldrich contaba con una puesta en escena muy influenciada por el polar francés muy alejado del estilo cruento y visceral de la cinta de Fukasaku [/spoiler].

La película no solamente es magistral por sus magníficas escenas de acción repletas de violencia, sino que esconde una crítica a la xenofobia presente en la sociedad japonesa al situar como protagonista a un policía de origen chino segregado por sus compañeros por sus orígenes que encuentra en el ‹yakuza› coreano el único nexo de comprensión, fraternidad e incluso diversión que le niegan sus propios camaradas de la policía.

A destacar el montaje, su fotografía luminosa, una gran banda sonora de ritmos setenteros al igual que un ‹look› y estética con camisas de pico y pantalones campana que nos transporta a esa maravillosa década y a las películas de acción con policías rebeldes y violentos que tanto nos divirtieron. Es de sobra conocido que Quentin Tarantino es uno de los mayores fans del cine de Fukasaku y podemos encontrar homenajes a Yakuza Graveyard en Pulp Fiction en la relación existente entre Kuroiwa y su amor imposible con la hilvanada entre Vincent Vega y la señora Wallace, así como una escena con jeringuilla que nos recuerda en esencia, no en forma, a secuencias de Pulp Fiction.

Igualmente podemos encontrar semejanzas con Yakuza Graveyard en la mítica Manhattan Sur de Michael Cimino con la que comparte protagonista de métodos al margen de los procedimientos policiales y su tratamiento del racismo tanto hacia las triadas de chinos como con el propio protagonista de origen polaco y con el debut en la dirección de Takeshi Kitano, que participó como actor en la obra póstuma de Fukasaku Battle Royale, la entretenida y enérgica Violent Cop, que casualmente Kinji Fukasaku iba a dirigir y al cual una enfermedad retiró del proyecto, en la que el violento protagonista se debe enfrentar con la corrupción policial y bandas de narcotráfico del Japón de finales de los ochenta. ¿casualidad que Kitano tuviera su oportunidad de estrenarse en la dirección en una película que iba a dirigir Fukasaku?

Yakuza Graveyard es una película que no deben perderse los amantes del cine de acción puro, es un film adelantado a su tiempo que desprende una modernidad implacable y con un personaje principal sociópata, inflexible y borracho, seguidor del código de honor japonés que hará las delicias de los entusiastas del cine de ‹yakuzas›.

Aviso importante para deportistas. No practiquen ningún deporte después de ver Yakuza Graveyard puesto que darán positivo en el control antidoping, ya que visionar repetidamente Yakuza Graveyard aumentará los niveles de testosterona de sus espectadores al nivel detectado en el control antidopaje de Ben Johnson en la final de los 100 metros listos de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. Quedan avisad@s.

4 comentarios en «Yakuza Graveyard (Kinji Fukasaku)»

    1. Hola! Como muy bien dices la carrera del Beat no hubiese sido la misma sin la influencia autoral y directa (por el abandono de Kinji debido a su enfermedad en Violent Cop) de Fukasaku. La película es magnífica. Cuando acabé de verla me dió un subidón de adrenalina. Son magníficas las escenas de reuniones de las familias yakuza e igualmente ese protagonista pasota, chulesco y violento que es un reflejo del cabreo de cierta parte de la sociedad nipona con sus estamentos y procedimientos. Yo, como puse en la reseña, también veo mucha influencia de la peli en Pulp Fiction, sobre todo en la relación de amor imposible entre Kuroiwa y la esposa del jefe yakuza. Es muy similar a la de Travolta y la señora Wallace (esposa de su jefe). También en esos planos en los que el actor apunta con su pistola directamente a la cámara, tan típicos del cine de los 70 y de Tarantino. Las redadas y las fiestas están salvajemente filmadas en la peli, es una cinta paradigmática del cine de acción de los 80 y 90 y espero que con la reseña la gente se acerque a ella. Se lo van a pasar pipa :) Un abrazo!!

      1. Qué espectacular! Me dieron ganas de volver a verla. Veo mucho de esta peli en Kill Bill, también. Sin duda es un gran referente para Tarantino. Espero que mucha gente interesada en su cine se acerque a la magia de Yakuza Graveyard.

        1. Sí, también ese uso de la violencia directo y explícito y una protagonista solitaria y vengativa que comparte rasgos con el protagonista principal, aparte de la traición que se produce en ambas películas y que sufren ambos protagonistas. Muy bien visto. La próxima hacemos la reseña juntos :))

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