Viva (Paddy Breathnach)

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En un mundo donde la corrección política es el plato nuestro de cada día, donde se usa el plural masculino y femenino juntos y a la vez para englobar a todos y olvidarse de la economía del lenguaje, la concienciación o el diálogo no parecen concienciar a aquellos que ya tienen el odio o la fobia dentro, pero tal vez las experiencias personales de cada uno ayuden a superar la incomprensión que pueda existir, derivando en una normalidad diaria clara y concisa. Al menos eso sería lo más deseable para todos, mucho más que un desarrollo violento y hostil lleno de bandos y discusiones posmodernistas. Al menos en el mundo tangible, claro, no al de las redes sociales; en el primero te pueden dar de hostias porque sí, mientras que en el otro cada usuario parece alimentarse de sí mismo y expresa su opinión sólo para quien esté dispuesto a escucharla sin cambiarla* y darle al «me gusta» de rigor o no. ¿O la convivencia y las discusiones entre padres e hijos ya se producen a través de Facebook y Twitter?

Viva, producción cubana llevada a cabo por el realizador irlandés Paddy Breathnach, nos habla sobre esto último, la relación de un hijo con su padre en un momento determinado; en concreto cuando su padre, al que no ve desde hace muchos años y al que consideraba muerto, aparece. Jesús (Héctor Medina) es homosexual y se gana la vida como peluquero, labor a la que se dedica en casas particulares ajenas, pero principalmente peinando las pelucas de un club de drag queens en La Habana, donde al final pide formar parte del espectáculo como artista, en busca de más dinero y, tal vez, de un sueño. En ese instante aparece su padre (Jorge Perugorría), borracho como una cuba (¿?) y le parte la boca (literalmente). Horas después le encontramos durmiendo en la casa de Jesús (Viva en su versión travestida) y, así, se reiniciará la relación familiar, pasando de la imposición y el abuso de poder varonil iniciales a la reconciliación y aceptación del hijo para llegar a la aceptación personal de sí mismo, que le ayudará a mostrarse tal y como es a su padre y así ser aceptado por este. Un drama, efectivamente.

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Dicen que quien mucho abarca, poco aprieta, y que el que mucho oprime, aprieta hasta asfixiar. Al inicio de Viva, Breathnach parece tener un material bastante potente entre manos, amplio y complejo, que mostrara las capas de una sociedad concreta, machista, pero al final opta por centrarse en la historia paterno-filial, algo típica y accesible, pero igualmente interesante, más incluso para los amantes de la canción melódica latina y las drag queens que hacen playback. Héctor Medina y Jorge Perugorría hacen más amena una película que hace caso al refranero y que tampoco desmerece las actuaciones de su elenco principal, y la dirección sabe aprovechar el paisaje de La Habana, sus azoteas y terrazas tan, aparentemente, únicas. Mención especial para la historia de la amiga íntima de Jesús (una cosa es que una película apunte al machismo de hombres y mujeres, y otra que, a la vez, ponga a una mujer de mala e interesada).

*Como yo hago en esta web

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