Three Windows and a Hanging (Isa Qosja)

Three Windows and a Hanging

Por fin, al cuarto día, pequeña gran sorpresa que nos llega desde Kosovo.

Del director Isa Qosja apenas tenía noticia alguna más allá que parecía retirado del mundo del cine profesional tras unas pocas películas yugoslavas que causaron cierta sensación en los 70 y 80 pero que no obtuvieron mucho recorrido internacional. Desde hacía años se dedicaba a impartir clases de cine en Pristina, la capital de ese país que no es reconocido por medio mundo, por lo que en ciertos festivales debe competir bajo la bandera de Albania.

Lo cierto es que Three Windows and a Hanging se ha llevado todos los aplausos posibles en el pase de la crítica por la mañana y es firme candidata a llevarse algún premio gordo de Sarajevo. El relato, magistralmente escrito por el guionista Zymber Kelmendi, nos lleva a un tranquilo pueblo de algún lugar de Kosovo, donde la tradición está presente en el día a día de sus habitantes, capitaneados por un alcalde que, aunque querido, trata a sus conciudadanos de manera paternalista y condescendiente.

Todo salta por los aires cuando en un periódico aparece la noticia sobre una mujer no identificada del pueblo que declara que sufrió una violación durante la pasada guerra. No sólo ella, sino que otras tres mujeres también. El ambiente se enardece con la “deshonra” que cae en la pequeña comunidad. ¿Quién se atreve a confesar semejante vergüenza? Y peor todavía, ¿quienes son esas esposas, hijas o madres que viven en silencio ocultando tan terrible secreto?

Three Windows and a Hanging

La acción sigue de las mujeres víctimas del crimen y como cada una de ellas responde ante la nueva situación que se desata en sus vidas. Y de como los hombres, anclados en siglos de tradición se renuevan o acaban siendo destruidos. Los personajes están descritos como mucho mimo y con capas en su personalidad. La duda los expone de tal manera que se evita caer en el cliché hasta en la figura de ese autoritario alcalde que lo sabía todo y callaba para “proteger” a las víctimas, a la vez que debe enfrentarse a nuevos desplantes sobre su figura patriarcal por su joven hija.

Cómo decía, la clave consiste en la evolución que sufre todo el pueblo ante el detonante planteado y unos personajes de los que podemos palpar sus miedos y dudas. Una cinta que por lo demás, y a pesar del drama que se masca, no huye de ciertos toques de bendito humor que explota en los momentos menos insospechados, produciendo una risa nerviosa.

Por otro lado, desde el libreto y la dirección se juega a sugerir ciertos detalles y momentos no explicados. Se nos da la información necesaria para que sea el espectador quien descubra por su cuenta los detalles omitidos. Así, aunque en la historia sólo aparecen en pantalla tres de las víctimas, no es muy difícil averiguar quien es la otra persona. Los personajes y el propio pueblo se transforman mientras la cinta avanza e incluso los momentos donde los lugareños rehuyen a unas de las víctimas por traerles la vergüenza están descritos y actuados de manera solvente. Y eso es un logro, teniendo en cuenta que ese momento está más que machacado hasta la saciedad en el cine.

Three Windows and a Hanging

La ausencia de música extradiegética y la huida constante de la cámara de la pornografía emocional elevan aún más relato con grandes momentos, apoyados en unas interpretaciones de altura, tanto de ellas como de ellos, y donde a la lucha interna de cada personaje se le suma el enfrentamiento entre varios personajes. Además, se juega a dosificar la información con pequeños momentos de revelación.

Isa Qosja imprime un tono que comienza como comedia para terminar en el drama sin abandonar del todo su primera opción y construye secuencias donde siempre ocurre algo en segundo termino, trabajando en cada plano para dar el máximo de información posible con lo mínimo. Una cinta donde los gestos y miradas de sus protagonistas dicen más que sus diálogos. El punto de vista cambia de personajes hasta conseguir una radiografía completa de todos los implicados. No hay nada que sobre. Para rematar, el guión juega con la imaginación del espectador en varios momentos y no precisamente en la susodicha escena de la violación que no vemos en ningún momento.

Una cinta maravillosa, que trata a todos sus personajes con cariño. Una obra donde finalmente no queda más remedio que dejar la duda, evolucionar o ser destruido. Y de paso perdonar  y ser perdonado.

Esperemos que no haya que esperar otros 10 años para tener noticias de Isa Qosja.

Three Windows and a Hanging

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