Raymundo (Ernesto Ardito, Virna Molina)

Raymundo

El cine de Latinoamérica se ha caracterizado por introducir en varios de sus contenidos el contexto político. Esta región tercermundista, afectada por la pobreza y desigualdad, y sometida —en algunos momentos de su historia— a regímenes dictatoriales que cometieron atentados atroces a los derechos humanos, ha encontrado en el Séptimo Arte un medio de denuncia, de protesta y de reivindicación de grupos afectados o excluidos como obreros e indígenas.

Las películas de esta vertiente, si bien adoptan estructuras narrativas acordes al documental o al género dramático, configuran un notorio cine político. Dentro de esta categorización surgió un movimiento radical de cinematografía militante de las causas izquierdistas o socialistas, lo que se le conoció también como cine revolucionario o de liberación, que no solo buscaba exhibir aspectos acordes a esta corriente sino ser parte activa para los cambios sociales.

Precisamente, el documental Raymundo nos narra la vida de uno de los representantes de esta manera de concebir al cine, el director argentino Raymundo Gleyzer que, durante la década de 1970, impulsó un estilo fílmico muy comprometido con la lucha del proletariado latinoamericano, lo que le costó ser asesinado por la dictadura militar que azotó en esa época a Argentina.

Esta cinta posee una importancia histórica por enfocar los alcances que tuvo este tipo de cine en la defensa de ideales o de utopías socialistas. Aparte de contar con valiosos testimonios de familiares y amigos de Gleyzer, el filme exhibe imágenes de archivo muy reveladoras y que van acordes con las diversas situaciones que estructuraron la cosmovisión artística y política del director argentino, entre las que se puede citar: el golpe de Estado en Brasil en 1964, el triunfo electoral de Salvador Allende en Chile y su posterior derrocamiento, la revuelta estudiantil mexicana de 1968 y la matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco, la muerte del Che Guevara, la Revolución Cubana, el accionar de grupos guerrilleros o rebeldes, la incidencia del peronismo, el asenso de la dictadura militar en Argentina, etc.

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La película muestra a un Raymundo Gleyzer siempre inmerso en causas reivindicatorias y hace hincapié en su determinación de estar presente en lugares y momentos esenciales. Por ejemplo, cuando empezó haciendo reportajes televisivos en los años 1960s, se constituyó en el primer reportero argentino que pudo ir a las Islas Malvinas para realizar un documental que penetre en la vida cotidiana de sus habitantes. Este material lo estructuró bajo la consigna de que ese lugar era de Argentina.

La cinta revela cómo el realizador se convirtió en una especie de portavoz fílmico de las acciones que emprendían grupos subversivos. Documentó, para citar un caso, el motivo del secuestro que realizó el denominado Ejército Revolucionario del Pueblo a un cónsul inglés dueño de un frigorífico para demandarle mejores condiciones humanas a sus empleados. El diplomático sería liberado aceptando las condiciones, entre ellas la entrega de víveres a los trabajadores en un acto público.

La nitidez técnica no era lo fundamental en el cine de Gleyzer (entendible por sus características de secretismo en su rodaje), pero sí su rigor investigativo para efectuar denuncias riesgosas y dejar al descubierto hechos que ningún otro medio periodístico se atrevía, por diversos motivos, a ponerlo al descubierto, como aconteció con su cinta Ni olvido ni perdón sobre el fusilamiento de la gran mayoría de 19 personas detenidas en Trelew, por parte de las fuerzas militares.

Raymundo se sumerge en el fenómeno populista de Juan Domingo Perón que si bien contaba con un fuerte apoyo de la población, especialmente de la burocracia, tenía también resistencia en un naciente grupo de jóvenes izquierdistas, entre ellos Gleyzer, quien en esta coyuntura decidió hacer público hechos irregulares del intocable sindicalismo estatal con su película Los Traidores, cinta que prácticamente fue grabada en la clandestinidad, y cuyos entretelones son enfocados en el documental que es materia de análisis de este texto, con material original de los rodajes y del empleo de actores no profesionales, salidos de los mismos trabajadores.

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El documental sobre Gleyzer hace referencia a la censura aplicada por los poderes oficiales a sus productos fílmicos y al de otros realizadores relacionados con el denominado cine de liberación. Nos cuenta las estrategias empleadas para evadir estas prohibiciones, como el sacar rollos de películas al extranjero para resguardarlas, empleando las valijas de pilotos para evitar el control aduanero.

El filme ahonda además en un hecho que demuestra el alto grado de militancia social que tuvo Raymundo y que lo practicó en todos los niveles. Conformó una organización denominada Cine de la Base, que estaba alejada totalmente de la corriente comercial cinematográfica y que no esperaba que la gente acuda a un teatro a ver sus filmes sino que se encargaba de llevar el cine a la gente olvidada por el sistema. Raymundo reconstruye, con imágenes originales y creadas, el método de proyección clandestino que organizaba la agrupación fílmica para obreros y comunidades indígenas, en donde a más de la exhibición se desarrollaba un foro de discusión. La promoción era también inusual para este tipo de cintas, pues para informar de su existencia no se utilizaban afiches sino grafitis en cualquier pared. Glayzer concibió al cine como un instrumento de información para la base, e hizo de todo para llegar a poblaciones olvidadas u oprimidas.

Este valioso documental accede además al testimonio de una amiga estadounidense del director argentino, que, entre otras cosas, revela el compromiso revolucionario que tuvo Raymundo, quien cuando estuvo radicado en Nueva York en 1976 y conoció de la llegada al poder en Argentina de un triunvirato militar, encabezado por Videla, decidió, pese a las advertencias de lo riesgoso que resultaba, volver a su país porque allí estaba su gente y también porque su misión era combatir con su cine a poderes represores. Lo hizo y sucumbió con sus ideales.

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El documental no solo se limita a enfocar la vida Gleyser sino que además penetra en el drama humano de su familia, en especial de su pequeño hijo, que no llegó a comprender el porqué un día su padre se marchó sin despedirse para nunca volver, y que su madre solo pudo decirle que se había ido muy lejos. Ambos deberían luego huir de Argentina y exiliarse en Estado Unidos. Este filme recuerda con tristeza un episodio sucedido en un parque de Nueva York cuando paseaban el hijo de Raymundo con un amigo del cineasta, y el pequeño gritó: «Papá!!!!»

«—¿Por qué lo llamas?» — preguntó intrigado su acompañante.
«—Porque mi mamá me dijo que mi papá estaba muy lejos y acá es muy lejos, mi papá debe estar aquí».

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