Molins ’13: Conclusiones y palmarés de la SO de cortometrajes

Ayer llegaba a Molins de Rei una nueva cita con el terreno del cortometraje que prometía depararnos buenas piezas, y es que además del laureado Sequence de Carles Torrens, que ya había cosechado alabanzas en su paso por otros festivales y se llevó el máximo galardón de la semifinal, estaban también piezas como lo nuevo de Toby Meakins, que el año pasado ganara el festival con esa curiosa pieza llamada Lot 254, y algunos otros como ese De noche y de pronto que pasó por el Festival de Málaga, Sinnside de Miguel Ángel Font, que ya se había llevado algún galardón en festivales menores, o una nueva pieza made in ESCAC como La otra cena de Albert Blanch. A continuación, os dejamos con los ganadores y la valoración en general del nivel que diera la final disputada anoche en el marco del festival catalán.

De noche y de pronto

Primer premio especial del Jurado: De noche y de pronto de Arantxa Echevarria
Segundo premio especial del Jurado: No mires ahí de Daniel Romero
Mejor actor: Javier Godino por De noche y de pronto
Mejores FX: Albert Blanch por La otra cena
Premio del público: Sequence de Carles Torrens

Ante todo, destaca lo heterogeneo de unas propuestas que esta edición nos han llevado desde el terror más cotidiano (en De noche y de pronto que fue, precisamente, la ganadora) hasta incluso propuestas extremas de lo que se podría considerar una suerte de «found footage» como esa indescriptible pieza titulada La videocámara de papá e incluso trabajos tan peculiares como Relaciones cortantes, que ponía el punto de vista no sobre el asesino ni la víctima, sino sobre el elemento ejecutor, un bisturí en este caso.

La otra cena

El mayor handicap aun y teniendo en cuenta la variedad de ideas y temáticas presentes, ha sido el nivel de una final que quizá no ha estado a la altura de lo esperado, en especial a juzgar por el nivel otorgado el pasado año. Ello no es óbice para que haya habido alguna que otra sorpresa e incluso momentos de lo más curiosos, pero dar cabida a ciertos cortometrajes como Dead Blood, que adolecía de guión, estructura e incluso un mínimo de intencionalidad mezclando temáticas y referencias a tutiplén sin saber muy bien donde ir a parar, ha lastrado en cierto modo el bagaje de una selección que se agradece por seguir insistiendo en un formato que no siempre tiene el suficiente público, pero si es capaz de descubrirnos joyas como Sequence o Breathe bien merece la pena prestarle la suficiente atención.

De los dos cortometrajes mencionados poco cabe destacar: Carles Torrens ya demostró en Coming to Town que sabía manejarse en un terreno en el que no es tan fácil como parece, y Meakins daba señas la pasada edición de saber construir universos propios con buena mano y la suficiente dosis de talento. A ellos, se les podría unir una selección, la de ganadores, que da la talla. En ella, encontramos esa De noche y de pronto, gran triunfadora de la noche con dos galardones, que ponía el horror más terrenal ante nosotros en un duelo interpretativo donde el premiado Javier Godino llevaba gran peso del cortometraje, o una No mires ahí que con un desarrollo en ocasiones discreto sabía condensar con acierto una historia centrada en el marco del fantástico que gracias a su sencillez fluía con agrado a lo largo de sus poco menos de 20 min. Por último, La otra cena, pese a sumergirse en un terreno de lo más pantanoso (en especial cuando el presupuesto no es muy holgado) salía airoso con un relato de lo más particular centrado en el marco de una infección que obtenía en sus pequeñas dosis de humor y su adecuado final las inyecciones necesarias para convencer.

No mires ahí

Del resto de trabajos, quizá destacar esa Sinnside por su trabajo a nivel conceptual, aunque quizá su realización y atmósfera reblandezcan en cierto modo un resultado final que termina siendo fallido, y Rose or the Mute Liars, otra pieza a la que su acabado formal restaba enternos, pero funcionaba en cierto modo por resultar una idea tan simple como eficaz trasladada en pantalla con las herramientas justas y necesarias para ello. Relaciones cortantes, por otro lado, partía de una idea original que no plasmaba en imagenes con la suficiente pericia como para dar el do de pecho.

La parte restante de los contendientes, entre los que se encuentran dos piezas especialmente olvidables como las ya mencionadas La videocámara de papá o Dead Blood, mejor dejarla de lado para no cerrar esta parte conclusiva con palabras que quizá no serían las más adecuadas debido al esfuerzo condensado en volver a disponer una Sección oficial con las suficientes alternativas como para que una de las principales motivaciones del festival no quede diluida entorno a la calidad de algunas piezas que no representan realmente lo que el festival es.

Sinnside

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