Martin McDonagh… a examen

Martin McDonagh fue conocido antes de ser director de cine, especialmente en su país, por sus obras teatrales cargadas de violencia, con claras reminiscencias de las formas del séptimo arte. En sus 2 largometrajes ha incidido en aunar la tristeza y la diversión de un modo emocional, cautivador e inquietante, siempre acompañado de unos personajes caracterizados por unos diálogos con frases cortas y expresiones banales, ridículas y obvias, pero que dan mucho juego humorístico a la narración. En Six Shooter, su primer trabajo para el cine en forma de cortometraje, apuntaba maneras que luego se confirmarían en Escondidos en Brujas y Siete psicópatas, contando con algunos de los asuntos ahí presentes: la violencia, la culpa, las costumbres morales, y las frustraciones interiores; tratados con una percepción perspicaz de la estimulación.

El Sr. Dudley (interpretado de forma magnífica por el gran Brendan Gleeson), sumido en una depresión profunda tras la reciente muerte de su esposa, se encuentra en un hospital velando el cadáver de ésta. Un centro médico en el cual acaba de ingresar el cadáver de una madre asesinada por su hijo. Momentos después toma el tren destino a Dublín, en el que se le une un joven con un acento irlandés exagerado y una verborrea exacerbada. La mayoría de lo que dice es extremadamente divertido y violentamente ofensivo, en especial hacia una pareja que se encuentra en los asientos cercanos y que acaba de perder a su primer hijo la noche anterior. Dichos comentarios divagan, entre otros, sobre el tamaño de los Jockeys, la cantidad de hijos que tienen Tony Curtis y Rod Steiger para su edad, el parecido del bebé fallecido de la pareja con el cantante de Bronski Beat, o una desternillante historia sobre una vaca con flatulencias que comenta haber vivido en su infancia, mostrada a modo de flashback. El reciente viudo siente tanta fascinación por el joven como el espectador y atiende estupefacto al cúmulo de despropósitos que va soltando sin descanso, permaneciendo en todo momento a su vera durante un viaje que le proporcionará emociones todavía mayores.

Curiosamente, los 4 personajes del tren están relacionados con algún tipo de pérdida reciente. La narración está impregnada constantemente por una amplia gama de muertes de animales y humanas (que persiguen al Sr Dudley como si fuera una maldición), sea en pantalla o fuera de ella: el asesinato, el suicidio, muertes naturales por enfermedad o causas misteriosas, y muertes accidentales.

Six Shooter es un cortometraje excelentemente narrado y dotado de un ritmo muy ágil. Su argumento aparentemente inverosímil, irreverente y pasado de vueltas, muestra una extraña y fascinante coherencia, como sucede en el resto de la escueta filmografía de McDonagh, mezclando con acierto la comedia negra cargada de un sentido del humor muy despiadado con la violencia extrema (presentada de un modo tan exagerado, grotesco y estilizado que se convierte en otro elemento cómico más) con el drama personal; con un gran talento para jugar a varios niveles al mismo tiempo, siendo capaz de ironizar y mostrarse trascendente casi de un instante a otro sin apenas inmutarse. El director irlandés, a pesar de sólo disponer de 27 minutos, abarca gran cantidad de temáticas y se ríe de asuntos muy oscuros que si nos sucedieran en la vida real no tendrían ni pizca de gracia, pero están tratados de un modo tan simpático y con tanta mala uva que es imposible no sonreír constantemente durante su visionado. La narración se hace más oscuramente divertida conforme avanza, principalmente gracias al personaje del joven sociópata interpretado brillantemente por Rúaidhrí Conroy, poseedor de un encanto extraño e inquietante, y con el que Brendan Gleeson comparte una química poderosa, tal y como sucedía con Colin Farell en Escondidos en brujas.

Six Shooter, pese a ganar el Oscar al mejor corto en su momento, pasó bastante inadvertido (como es habitual con la mayoría de trabajos en ese formato), pero es un debut fresco y atractivo que no defraudará a los seguidores de Martin McDonagh. Uno de mis cortometrajes favoritos.