Magical Girl (Carlos Vermut)

Cineuropa Compostela ha presumido siempre de ser un festín para la exaltación del cine de autor que no ha pretendido por ahora proyectarse fuera de las calles más emblemáticas de Santiago, quizás porque se ha comprometido más que ninguno con su público habitual, el de siempre, el conocido y el que lealmente ha respondido a lo largo de sus tres décadas de vida.

Cineuropa es un festival premiado por el público que no tiende alfombras de ningún color. Es más, son los soportales de piedra de Santiago los que resguardan de la lluvia y el frío de noviembre a quienes hacemos cola en el Teatro Principal o en el Salón Teatro. Es un festival más nuestro que de nadie. Por eso, en su corto discurso de homenaje a la premiada Bárbara Lennie el alcalde compostelano empezó diciendo algo como que «no quiero molesar, seré breve». Y en seguida se marchó.

Magical Girl

Y sin embargo, Cineuropa también se rinde en ocasiones a las tendencias de la crítica profesional o, a eso que da en llamarse “jurado” de todos y que, acertadamente o no, catapultan un título, un director o un intérprete por encima del criterio de, precisamente el espectador, que es en todo término el destinatario último de los productos exhibidos en las salas de proyección.

Magical Girl no es la película premiada en esta edición ni lo hubiese sido nunca a juicio del espectador. A día de hoy (17 de noviembre) siguen siendo La historia de Marie Heurtin y Nuestro último verano en Escocia, las preferidas del público. Pero sí es Bárbara Lennie la galardonada con el premio honorífico por la dirección del certamen. El año pasado lo fueron José Sacristán y María de Medeiros. Hasta ese momento el público, gran protagonista, aceptó de buen grado esa distinción arrebatada a su criterio y concedida por los organizadores a Sacristán y a la prolífica portuguesa. Este año es otro cantar, al menos, por lo que se refiere al premio a la interpretación: Lennie. En todo caso discutible.

Que el cine español haya superado hace tiempo los complejos del destape, de la censura, de la copla, de la movida, de la idiosincrasia más kitsch que muchas veces hemos vendido al mundo o aquella incapacidad de trascender la España profunda para mostrar en la pantalla otras realidades más acordes a la contemporaneidad, es una gran hazaña de sobra reconocida más quizás fuera que dentro por parte de muchos realizadores españoles. Pero eso, no puede servir de pretexto para dar cabida, de repente, a la pedantería; a eso de que un director no tenga pudor de sí mismo cuando se expone al público por primera vez, ni a este alarde de osadía de alguien que, recién llegado, no se corta un momento en dejar de imitar, copiar y evocar a otros para más inri sin dejar de utilizar pretextos y no contenidos tangibles en la narración de su obra. Es muy lícito utilizar trucos de magia, pero estafar es otra cosa. José Sacristán en su papel de Damián en un momento clave de la película dice: «Esa es otra historia». Pero el espectador tiene todo el derecho de replicar «Así, no se despacha a nadie».

Magical Girl

Es la tónica de esta película; la de echar balones fuera en todo momento, sin argumentar lo que está ocurriendo quizás porque creyó Vermut que los espectadores no le pediríamos explicaciones.

Gusten o no, pueden ser todo lo pedantes que quieran —porque sí, sus obras y su maestría en el dominio del lenguaje cinematográfico es evidente— Almodóvar, Haneke, Trier, Lynch, Kubrick y otros —por citar algún nombre a quien Vermut quiere aproximarse sin disimulo alguno—. Pero a un director novel al que se le nota, quiera o no, su inexperiencia y el hecho de que está aprendiendo a comunicarse a través del celuloide más torpe que acertadamente, no se le puede mentir sobre la calidad u originalidad de su obra ensalzándola y elogiándola como si estuviese llamada a convertirse en la revelación del tercer misterio de Fátima. Flaco favor. ¿Free cinema? No.

Lo que demuestra Magical Girl es más inexperiencia que maña. Primero: abusar reiteradamente y sin límite de trucos, pretextos, de la técnica del McGuffin en definitiva, para desarrollar una trama que seguirá evolucionando a base de más pretextos, trucos y trampas es además de un indisimulado ejercicio de condescendencia con el público, la constatación de que no veremos más que vaguedades en pantalla sin ánimo alguno de que se informe al espectador de lo que se cuece en la trastienda de una película basada en un guión inmaduro.

Magical Girl

Segundo: el error de casting en el reparto de Magical Girl es manifiesto. Los intérpretes adolecen de falta de carisma y expresividad, con la honrosa excepción de José Sacristán, que saldrá airoso como pueda. No sólo el menoscabo está en lo planos e inertes que resultan los actores sino en la ausencia en la profundización de sus personajes. Es difícil empatizar con quien no tiene vida ni cinco minutos antes de que aparezca en pantalla.

Tercero. El parsimonioso ritmo o en sí, la falta de ritmo, de intensidad, de vida, de ganas… La división de la película en capítulos ¿acaso no es un recurso utilizado mil y una veces? ¿Por qué y para qué? No es necesaria esa disección cuando precisamente en Magical Girl lo que está bien hilado son las transiciones entre las tres vidas que componen el, por otro lado, tan conservador esquema: presentación-nudo-desenlace.

No es comedia, no es cinema noir, no es tampoco un thriller, no es hipnótica, es tediosa, no está bien interpretada, no es suspense. Es una película, con copla incluida, de efectos retardados.

Magical Girl

Ahora, un apunte personal si se me permite. No me gusta en general escribir reseñas sobre películas que no me han gustado y tampoco lo suelo hacer. No me gusta escribir sobre algo que además no voy a recomendar. Pero tampoco puedo entender que, quienes exigimos cine de calidad, nos vayamos a rendir ante cualquier (no es este el caso, porque algo interesante tiene) producto que se venda bajo el sello del cine independiente. Será independiente quien juzgue a sus anchas si ésta es una o no buena película. En Cineuropa llevamos una semana de cine, a razón de dos y tres películas diarias. Y es cierto que es agotador y que tal vez seamos algo injustos con los productos que se exhiben. Hacer cine no es nada fácil. Elena Amigo, que escribe en esta web con la mayor cabalidad y rigor del mundo y seguramente de manera más constructiva y asertiva de lo que yo lo hago, me hizo ver hoy algo muy claro: «¡Estoy harta que a costa de la mediocridad de otros, se vayan de rositas estos directores pedantes, con ochos y con nueves, que no se merecen!».

Quizás ahí radique el problema. Nos hemos podido acostumbrar a tanta mediocridad que cualquier salida de tono nos parecerá una genialidad. O un Free Cinema…

 Magical Girl

26 comentarios en «Magical Girl (Carlos Vermut)»

  1. ¿Por qué está mal puntuada esta crítica? ¿El redactor no sabe escribir? Mala imagen para esta web dar cabida a críticos amateurs. Y eso sin meterme en la calidad de la crítica, que es penosa.

    1. Perdone por no estar a la altura de sus expectativas. Quizá ha dado con el sitio menos apropiado, pues aquí no hay ningún crítico profesional, dado que ninguna actividad es remunerada, aunque quizá su merced sería lo suficientemente generoso de contribuir en ese aspecto. Aunque claro, entonces no habría cabida en la web para reseñas desfavorables de Magical Girl, me temo. Lástima.

  2. No entiendo esa manía de valorar/criticar el trabajo de otros. Que se tengan opiniones diferentes en cuanto a un film si, pero sobre la labor del que reseña/critica o analiza me parece erroneo. No he visto ‘Magical Girl’ y casi todo mi circulo de amistades o allegados la ponen por buena o muy buena. A mi me encanta leer puntos de vista negativos y positivos sobre un mismo film, esta claro que a todos no. Sea como fuere, a mi la critica/reseña me parece perfecta, no encuentro nada mal expresado. Saludos!

  3. ¿No cobrar justifica no poner los puntos y las comas correctamente y no saber escribir? Venga, hombre…

    En todo caso sería lo suficientemente generoso «para» contribuir en ese aspecto, no «de» contribuir. Pero no, no lo soy.

    Sobre la valoración de la película: he leído críticas muy negativas hacia películas que me encantan maravillosamente argumentadas. Aquí sólo atisbo la indignación y el enrrabietamiento del que cree que todo el mundo está equivocado menos él.

    Aprenda a escribir, esto tiene más o menos fácil solución. Su capacidad de análisis ya es otro tema.

    1. ¿EnRRabietamiento? ¿Estoy yo enRRAbietada? ¿O lo está usted porque no me haya gustado la película de referencia? Y en todo caso… ¿Qué es eso de estar enRRabietado?
      Consejos vendo y para mí no tengo.
      Saludos, señor Zumba.

    2. No cobrar no justifica nada, pero errar es posible y humano, y restar valor a una opinión (que, dicho sea de paso, no comparto -aunque eso sea lo de menos-, pero en la que se atisban unos porqués, se esté o no de acuerdo) por ese motivo es el peor de los argumentos, si es que se le puede llamar así.
      Deje de preocuparse tanto por la ortografía y capacidad de análisis del resto y mírese un poco más al espejo, la salud e imagen de esta web están perfectamente, aunque se agradece tal preocupación.

  4. Como colaborador de este espacio que da cabida a gente que ama el cine sobre todas las cosas, y sin haber visto la película en cuestión aún, por lo que no puedo dar una opinión firme y realista sobre mis gustos acerca de ella, me siento muy orgulloso de poder participar en una web que ofrece la libertad de expresar una opinión personal y bien argumentada, ya sea la misma positiva o negativa como es el caso que nos trae a colación esta ristra de comentarios. En muchas ocasiones se suele achacar a los blogs y webs de cine, literatura, de arte en general me atrevería a decir, son demasiado condescendientes con las películas a estrenar, no ofreciendo por algún interés espurio, la auténtica percepción acerca de la obra en cuestión. Yo conozco únicamente esta web, y puedo decir con orgullo que en casi los dos años que llevo colaborando en la misma, este es un espacio donde existe una total libertad para decir lo que venga en gana, siempre con un mínimo de coherencia y argumentación, y eso es algo que me resulta imprescindible a la hora de consultar con confianza la opinión vertida en los diversos textos publicados en la web relativos a cintas de estreno. Creo que un exceso de alabanzas hacia cualquier ámbito u obra de arte es un punto que termina restando credibilidad al propio producto y el hecho que existan diversos puntos de vista acerca de una cinta, es algo enriquecedor que aumenta el poder de seducción y atracción de la película en cuestión. No me creería la genialidad de Magical girl (que no dudo que cuando la vea me resulte genial por los diversos comentarios, incluido los emitidos desde esta web en otras reseñas) si todas las opiniones fueran en la misma dirección. Personalmente la crítica me ha gustado y alimentado mis ganas de ver la película.
    La diversidad enriquece, aunque esta frase hecha haya perdido su valor en los últimos tiempos por el exceso de uso.

  5. Querida Raquel, no se equivoque, he leído criticas maravillosas y bastante negativas de esta película. Le recomiendo la de Ángel Quintana de la revista Caimán del mes pasado. Seguramente, aunque hubiese pensado que es la mejor película de la historia, su crítica me hubiese parecido mediocre.

    Y es que usted no critica la película, critica la opinión de otros sobre la película, el reflejo de esta película en un lugar y un momento determinado y fugaz. Analícela por lo que cree que es sin necesidad de juzgar lo que los demás creen que es. Pero claro, para eso hace falta mucho talento, seguridad y madurez.

    Seguro que les ha quedado más claro.

    Poco más hay que añadir. Cuídense.

    1. Creo que ha quedado claro donde está la falta de madurez cuando en la crítica apenas se hace alusión a opiniones ajenas. Pero es lo que tiene cuando uno entra como un elefante en una cacharrería y luego no es capaz de reconocer errores. Una cosa es mostrar el descontento con una reseña, otra muy distinta hablar de amateurismo o poner en duda la capacidad de alguien para escribir. Poco más hay que añadir, sin duda.

  6. Sólo pegaré la frase final de la crítica y supuesta conclusión:

    «Quizás ahí radique el problema. Nos hemos podido acostumbrar a tanta mediocridad que cualquier salida de tono nos parecerá una genialidad. O un Free Cinema…»

    Ejem…

  7. Lo más absurdo de todo es inventarse motivos como quien saca un conejo de una chistera y cosas que no están escritas en la reseña y negar las que se comentan, a mi parecer, como puntos flacos de la película. Y todavía es peor acusar de algo de lo que se está pecando. Es tiranía y es terquedad.

  8. ¿No acabas tu crítica así? ¿Me lo he inventado?:

    “Quizás ahí radique el problema. Nos hemos podido acostumbrar a tanta mediocridad que cualquier salida de tono nos parecerá una genialidad. O un Free Cinema…”

    En fin…

  9. «Querida Raquel, no se equivoque…». ¿Perdone? ¿Me equivoco en señalar que está usted mofándose de la mediocridad en la escritura de otros metiendo la pata hasta el fondo con una de las primeras faltas de ortografía que corrigen en primaria, la doble R entre consonantes? ¿O me equivoco en desmentir que se hayan valorado negativamente opiniones ajenas, de otros espectadores, sobre la peli? No da una, querido Zumba. No he valorado el criterio del espectador sino hecho mención a un premio que considero inmerecido y que otorga la dirección del festival, no el público. Es más, el propio director del festival, José Luis Losa, reconoció que había ido a Dinamarca a pedirle al director premiado este año, Nils Malmros que aceptase el galardón. En ese mismo viaje, casualmente, se encontró a Bárbara Lennie, con lo que se le hizo muy cómodo aprovechar la ocasión para matar dos pájaros de un tiro. Así de claro. Fue a por Malmros y volvió con los dos por una sencilla cuestión de economización del tiempo y los recursos. Tampoco me he enrabietado o indignado como dice usted y en absoluto la reseña transmite ese estado de ánimo. Se ha metido usted sólo en un jardín para salir mal parado por pura terquedad: enrabietada, indignada, pésima, inmadura, mediocre, analfabeta, novata… ¿qué más? Lo dicho, un elefante «tirano» en una cacharrería.

  10. Mi comprensión lectora está perfectamente:

    «Pero a un director novel al que se le nota, quiera o no, su inexperiencia y el hecho de que está aprendiendo a comunicarse a través del celuloide más torpe que acertadamente, no se le puede mentir sobre la calidad u originalidad de su obra ensalzándola y elogiándola como si estuviese llamada a convertirse en la revelación del tercer misterio de Fátima. Flaco favor. ¿Free cinema? No.»

    “Quizás ahí radique el problema. Nos hemos podido acostumbrar a tanta mediocridad que cualquier salida de tono nos parecerá una genialidad. O un Free Cinema…”

    «Elena Amigo, que escribe en esta web con la mayor cabalidad y rigor del mundo y seguramente de manera más constructiva y asertiva de lo que yo lo hago, me hizo ver hoy algo muy claro: «¡Estoy harta que a costa de la mediocridad de otros, se vayan de rositas estos directores pedantes, con ochos y con nueves, que no se merecen!».»

    ¿No te refieres a la opinión de otros sobre la cinta y das a entender que están equivocados?

    Igual eres tú la que tiene algún tipo de déficit.

    He argumentado lo mismo tres veces y no lo quieres ver o admitir. Por mi parte está todo dicho y tampoco voy a pelearme contigo. Creo que eres una crítica mediocre, si no mala, y lo he argumentado.

    Cordialmente.

  11. Hay tanto talibán del cine que asusta. Expresar una crítica, que en mi opinión no ofende ni juzga a nadie, que lo único que pone en entredicho es la calidad de una pelicula, para que venga alguien a censurar la opinión o percepción de otro es bastante triste. Personalmente, ni fu ni fa, la he visto y me ha decepcionado. Y creo que será la tónica general aunque eso está por ver, el que después de la euforia Magical girl vaya volviendo un poco a la realidad. La realidad de que no es para tanto ni mucho menos. Coincido bastante con lo que ha escrito Raquel Quinteiro. Me parece una peli que se ha sobrevalorado hasta el no va más. Y con los comentarios, lo flipo.

  12. He estado entrando para ver si Raquel contestaba a mis preguntas y veo que no ha sido así, pero ha aparecido un espontáneo. Bien.

    Maticemos. Los talibanes matan gente y censuran la opinión de los demás y yo sólo he comentado mi impresión sobre esta crítica. Que no me guste una crítica y lo comente (los comentarios están para eso) no me convierte en talibán. Piensa que si te molesta que los demás opinen igual estás más cerca de serlo tu que yo. Además, yo no he censurado que exista a crítica, me parece muy bien que está chica opine aunque opine algo opuesto a lo que yo opino. Hablo de otra cosa…

    Pero viendo como escribes, Javi, se entiende todo:

    «Y creo que será la tónica general aunque eso está por ver, el que después de la euforia Magical girl vaya volviendo un poco a la realidad.»

    Por que la realidad es lo que tu piensas ¿no? Los que creemos que es una muy buena película estamos equivocados…

    Es que es eso lo que sois incapaces de comprender. Que yo no creo que estéis equivocados porque no os guste, estáis equivocados porque creéis que a los que nos ha gustado sí lo estamos, y tanto Raquel como tú pecáis de soberbia al decir cosas así. Son cosas muy distintas y no me queda claro que seáis capaces de comprender.

  13. Con respecto a las reclamaciones del señor Zumba no tengo mucho más que añadir después de lo que le haya explicado sobradamente a algún «zumbao» que ni siquiera se presenta con su nombre.
    Me parece inútil redundar y no perderé el tiempo con este tipo de personajes.
    Le deseo, eso sí, mucha suerte en la vida, que vaya a un curso sobre tolerancia cívica y por lo demás, que cuide de su salud y de la su próstata.
    Feliz Navidad,
    Raquel.

  14. No sabe lo mucho que me alegra leer su último mensaje. Por muchos motivos.

    Yo también le deseo una feliz navidad, además de un feliz año y su correspondiente curso de tolerancia. En su caso a las críticas.

    Cuídese.

  15. Cuando alguien insulta, el otro deja de insultar. Magical girl es una cinta que ha gustado mucho. Sin ánimo de llevar la contraria tengo que decir y, ya lo he expresado, que me parece desmedida su acogida si bien es cierto que ahora mismo, ha decaído bastante la cosa con respecto a su valoración inicial. Creo personalmente y personalmente me he pronunciado siempre que es una película que no se define a sí misma, que es enormemente pretenciosa, que se inspira en pasajes de películas de Lynch y Almodóvar y que adolece de intérpretes, exceptuando a Sacristán, malos o bastante mediocres. Es excesivamente larga, reiterativa y pese a su metraje no es suficientemente hábil el director como para calzar tramas o subtramas sino servirlas, crudas, para que nos las comamos sin rechistarle al chef. Figuraciones mías. Alegatos fascistas para otros, como si de los 10 mandamientos se tratare.

  16. Curioso. Me encuentro con esta crítica escrita hace 8 años y con la vergüenza ajena de los comentarios de ese tal «Zumba»; una vergüenza ajena que ha quedado aquí registrada ¿para la posteridad? O al menos para que, 8 años después, la reviva otro ser humano azarosamente y sin comerlo ni beberlo.

    El nivel de ceguera narcisista (o incluso síndrome Dunnin-Kruger) que destila ese pobre ente, aporreando las teclas de su ordenador, soñando que está en una cruzada por la defensa de «lo más sagrado» (sin darse cuenta de que no está más que dando el coñazo por un ego herido que se le ha herido por culpa exclusivamente suya), es, me imagino, el mismo nivel de ceguera que todos hemos tenido en algún momento de extrema gilipollez. Porque los gilipollas dan vergüenza ajena precisamente por eso, porque nos recuerdan lo tremendamente gilipollas que hemos sido, somos, o podríamos llegar a ser.

    Es obvio que, o este «Zumba» colaboró en la película de alguna forma u otra y estaba intentando pelear contra una realidad que no quería aceptar (la de que su película no era para nada tan genial como se había querido creer), o, mucho más posiblemente, se trataba simplemente de un espectador medio de esa inmensa mediana mediocridad de los que creen que identificarse con una obra «inteligente» les convierte en «inteligentes» por arte de magia; claro, si luego resulta que la obra no era «inteligente», sino que sólo pretendía serlo, eso les deja a ellos mal. Les desmorona el castillito de naipes. Les deja en evidencia delante del espejo. Ante eso sólo queda el mecanismo Dunning-Kruger a toda máquina: la negación enRRabietada, el insulto y ninguneo a la realidad, la huida hacia adelante más estúpida.
    La vergüenza ajena que perdura incluso 8 años después.

    Pues esta vergüenza que usted tan generosamente repartió, yo no la quiero.
    Es usted quien debería sentir vergüenza de sí mismo, y no los demás, mr. Zumba.

    Sayonara.

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