Lo mejor de 2016 por… Álvaro Casanova

Más allá de la calidad cinematográfica general, en este año 2016 se sigue confirmando una sensación que servidor ya tenía en temporadas anteriores; a la hora de diseñar este tipo de listas, aparecen muchas películas cuya fecha de producción data de años anteriores. No en vano, hasta tres de los cuatro primeros puestos de esta clasificación están ocupados por films de 2015 e, incluso, en la lista llega a aparecer una cinta de 2014. Una circunstancia a veces obligada, ya que entre octubre y diciembre se concentran tantos estrenos potentes que muchas distribuidoras optan por diferir durante meses la llegada de varios de sus títulos. De esta manera, obras a priori interesantes como Toni Erdmann, El viajante, Loving o La chica desconocida no las podremos ver en este país hasta 2017, de manera que no pueden estar en este top.

Por el contrario, hay películas con fecha de producción anterior que pude ver con anterioridad en festivales o eventos y que no introduciré en esta lista por respetar los visionados exclusivos de 2016. Obras como Ahora sí, antes no, Cemetery of Splendour o El cuento de la princesa Kaguya habrían aparecido en este top sin demasiadas dificultades. Cosa aparte son aquellas producciones que por su evidente ausencia de malditismo no deben figurar en este ranking, siendo Julieta o Animales nocturnos los ejemplos más inmediatos.

Pero centrándonos en lo que ha sido este 2016 en cuanto al cine que comentamos en la web, lo cierto es que el resultado global otorga un regusto mejor de lo esperado tras un año que en principio parecía mejorable. Si bien veo difícil que a largo plazo recuerde más películas a excepción de la que lidera esta lista, no es menos cierto que he tenido el placer de visionar títulos de carácter muy notable que terminan por fortalecer la temporada cinematográfica. Es la llamada “clase media”: buenas películas que dejan un poso satisfactorio pero que en unos años seguramente queden ocultadas por obras de mayor enjundia. Además de las que aparecen en este top, cabría destacar a otras cintas que se han quedado fuera como La bruja, La llegada, Paterson, Los exámenes, Green Room, El ciudadano ilustre, El tesoro o Más allá de las montañas.

Estas han sido las mejores películas estrenadas durante 2016 en España a juicio de un servidor:

 

10 — La academia de las musas (José Luis Guerín)

¿Hora y media hablando de poesía? Es un dato veraz, pero por suerte para los que no somos amantes de esta disciplina, la obra del barcelonés Guerín destaca por más cosas. Para empezar, por un estilo fílmico muy particular, que a modo de híbrido entre ficción y documental nos introduce de lleno en lecciones académicas y conversaciones particulares sobre el mismo tema sin que podamos pestañear. Pero también por el suave a la par que palpable viraje que se va produciendo en el tono y fondo de los diálogos, que sobrepasan a Dante Alighieri para penetrar en la esencia de los sentimientos humanos, especialmente en lo que se refiere a las relaciones de pareja. Una cinta española de la que apenas se ha hablado fuera de los circuitos de la crítica y que por ello merece un hueco en esta lista.

 

9 — Nuestra hermana pequeña (Hirokazu Koreeda)

Lejos de dramatismos, este notable cineasta nipón ha vuelto a conformar una obra sensible, íntima y honesta. Sin pretender obviar el ritmo irregular de su segunda mitad, Nuestra hermana pequeña ostenta una ambientación familiar muy japonesa pero, al mismo tiempo, deliciosamente universal. La cinta sabe penetrar en los sentimientos sin llegar a ser falsaria ni crear un erróneo pesimismo sobre la temática familiar. Sus cuatro protagonistas, unas hermanas tan diferentes como entrañables —algunas con personalidades más atrayentes que otras, eso sí— son quienes nos conducen a través de una película agradable de ver y más profunda de lo que aparenta ser.

 

8 — La doncella (Park Chan-wook)

Quizá con el único defecto de no tener algo más de mordiente, especialmente en su recta final, es difícil encontrarle demasiadas objeciones al nuevo y notable trabajo del gran Park Chan-wook. La frenética pero digerible introducción da paso a un festival de pasión y misterio en el que el excelente trabajo visual se complementa con una narrativa alejada de lo clásico, con tres partes bien diferenciadas que alteran tiempo y objetivo para abarcar por completo una seductora trama.

 

7 — The Neon Demon (Nicolas Winding Refn)

Nunca es sencillo encontrar las palabras oportunas para describir una cinta que te deslumbra por lo que te hace sentir y no por cuestiones palpables. Sin embargo, tratándose de un director que ya conocemos de sobra, no hacen falta excesivas indicaciones para saber si este viaje merece la pena ser emprendido. En esta ocasión, el gran NWR vuelve a seguir la pista de un personaje nada común y lo introduce en una atmósfera que extrae lo más profundo de los sentimientos humanos, en este caso los celos de unas veteranas modelos hacia la jovencita recién llegada. Con una sorprendente claridad expositiva durante tres cuartos de película, la última parte del film sí termina por virar a nociones más surrealistas que culminan un desenlace más que llamativo y ponen la guinda a un film muy recomendable.

 

6 — The Duke of Burgundy (Peter Strickland)

Tras una sorprendente secuencia inicial, The Duke of Burgundy explora con elegancia los cauces de una relación de pareja en la que la más joven de las mujeres posee un apetito sexual ciertamente peculiar, que dificulta a su amante la tarea de satisfacerla. El responsable del film es un Peter Strickland que en Berberian Sound Studio y, sobre todo, Katalin Varga —cinta muy recomendable, por cierto—, ya hizo notar que no es precisamente un cineasta al uso. Aquí, el británico deja notar su fina mano a la hora de tratar un tema sobre el que habría sido fácil pecar de gratuito. The Duke of Burgundy se asoma con pausa pero de manera firme al terreno de lo erótico y elabora un cuidado drama romántico tan especial como el estilo de su director, quien espero que pueda seguir demostrando su talento.

 

5 — Sing Street (John Carney)

Mientras continúe por la senda fílmica que él mismo ha marcado, siempre habrá hueco en esta lista para John Carney. El irlandés está lejos de ser un tipo que pueda revolucionar el lenguaje cinematográfico, pero es inigualable a la hora de plasmar la esencia de la música con el punto de buenrollismo exacto para hacer disfrutar sin empalagar. Es posible que Sing Street sea su obra más redonda hasta la fecha, ya que combina el retrato de un difícil ambiente social que hiciera en Once con numerosos —quizá demasiados— elementos de forma y fondo que puso en práctica en Begin Again. De ambas rescata el intento de relación romántica como núcleo central del relato y, por supuesto, una excepcional selección musical que incluye también algunas canciones de la época y otras escritas de su puño y letra. Aunque el temazo de verdad es ese Drive It Like You Stole It de Gary Clark con el que los pies se mueven solos.

 

4 — Anomalisa (Charlie Kaufman, Duke Johnson)

En el que parecía el más común de sus trabajos, Charlie Kaufman ha ido a dar con la tecla precisa. El peculiar autor cinematográfico consigue, junto a Duke Johnson, retratar la fatiga mental de un hombre que está cansado de todo y de todos. Y lo materializa en la gran pantalla mediante un recurso efectivo: representar a todos los personajes con el mismo careto e idéntico tono de voz, demostrando que para el protagonista todo es igual de indiferente… hasta que una mujer rompe el maleficio. A partir de aquí, Anomalisa torna en una cinta bellísima, que con una demoledora y actual representación de lo anodino consigue conmover de forma auténtica. Uno de los mejores ejemplos de cine de animación adulto que ha llegado desde Estados Unidos.

 

3 — Elle (Paul Verhoeven)

La vuelta de Paulie ha sido todo lo buena que podíamos esperar. Conservando intacto el punto de honestidad que ya mostró en la notable El libro negro, Verhoeven suma otro gran título a su currículum con una fabulosa descomposición de la perversión humana. Tras un violento inicio, la tensión se apodera de cada fotograma y resulta imposible desengancharse del film. El director holandés elabora un firme relato que deja detalles en cada secuencia. Capítulo aparte merece la verdadera estrella de la película, una Isabelle Huppert que vuelve a superarse con una interpretación fabulosa, fiel reflejo de ese lado sombrío.

 

2 — Mustang (Deniz Gamze Ergüven)

Al visionar la ópera prima de la cineasta turco-francesa Deniz Gamze Ergüven, uno recuerda aquella vez en la que vio a una madre coger de la oreja a su hija adolescente y llevársela a casa por estar “demasiado cerca” de chicos de su edad. Sí, en pleno siglo XXI y en un país occidental como el nuestro. Con tal ejemplo, la historia que cuenta Mustang sobre cinco hermanas otomanas a las que su tío ordena encerrar en casa para prevenirlas de la “inmoralidad” resulta desgraciadamente creíble. Pero el film no basa toda su fuerza en impactar a través de una trágica historia, sino que arma con acierto un guión que poco a poco y gracias a la voz en off de la hermana pequeña, me hace empatizar con las protagonistas como pocas películas lo han conseguido.

 

1 — Carol (Todd Haynes)

La joya de este 2016. Haynes se aproxima a Lejos del cielo y Mildred Pierce —las que hasta entonces había considerado como sus grandes obras— y les otorga una nueva vuelta de tuerca. En Carol, el cineasta californiano ha conseguido algo todavía mejor. Una fotografía sublime, una fidedigna adaptación de una gran novela, una BSO sin alardes pero preciosa y, en su conjunto, una puesta en escena fascinante construye este excelente trabajo cinematográfico. Y hay más. Dirigí la mirada al film con el objetivo de ver, entre otras cosas, a una Cate Blanchett en estado de gracia, al ritmo de excelentes trabajos pasados. Sin embargo, lo que encontré fue algo aun más deslumbrante. La interpretación de Rooney Mara, contenida y elegante, es el perfecto motivo para hacer de Carol una película difícil de olvidar.

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