La alternativa | Desenfocado (Paul Schrader)

Este fin de semana se estrena en (algunas) de nuestras carteleras el film estadounidense La última aventura de Robin Hood (The Last of Robin Hood, Richard Glatzer), biopic sobre el actor Errol Flynn pero que se centra en explorar el “lado oscuro” del hombre que protagonizó grandes héroes en la pantalla que desprendían simpatía y heroísmo como Robin de los Bosques, El Capitán Blood, El León de Castilla, El halcón del Mar o los personajes que interpretó en films tan celebrados como La carga de la brigada ligera o Murieron con las botas puestas, por citar tan sólo varios ejemplos de su más que extensa filmografía. Sin embargo, en torno a esa fachada de buen rollo y grandes cualidades como héroe de acción se tejieron una serie de leyendas negras, a partir de unas cuantas biografías publicadas centradas en desvelar la vida secreta del actor. En el caso de La última aventura de Robin Hood se ocupan básicamente de los últimos años de su vida, cuando es considerado un actor en decadencia, adicto al alcohol y a las drogas, y mantenía una relación sentimental con una actriz de tan sólo dieciséis años. Flynn está encarnado por el gran Kevin Kline, que ya dio vida magistralmente a Cole Porter, en un film bastante infravalorado como De-Lovely (muy superior a Night and Day con Cary Grant, desde mi punto de vista).

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Así que como alternativa a este estreno os proponemos en esta ocasión un film maldito de un director más maldito todavía si cabe: se trata de Desenfocado, película dirigida por Paul Schrader en el año 2002 y que con el tiempo ha adquirido la categoría de «cult-movie» para muchos cinéfilos, entre los que se encuentra un servidor.

Aunque Schrader, esmerado director que pertenece a lo que se conoció como «la nueva generación de realizadores norteamericanos» surgida a mediados de los 70 (Spielberg, Scorsese, Cimino, De Palma, Lucas, Coppola o Rafelson), sus primeros films sí tuvieron un cierto éxito de público y crítica como American Gigolo, Hardcore: un mundo aparte, El beso de la pantera o Mishima; aunque siempre ha sido considerado también como un director minoritario, bastante maldito, en comparación con sus compañeros de generación. De hecho, a partir de finales de los ochenta y durante los noventa hasta nuestros días sus films han tenido estrenos fugaces en pantalla grande o directamente en formato DVD/Blu-ray. Así a películas tan interesantes como El placer de los extraños, Posibilidad de escape, Touch, The Walker o Adam Resucitado, la mayoría de los cinéfilos hemos accedido a través del video o del estreno en televisión, en horarios de madrugada, caso de la sorprendente Touch o la más que interesante The Walker, un film bastante reivindicable que apenas ha visto nadie, con un Woody Harrelson sensacional y que fue uno de los últimos trabajos de la gran Lauren Bacall.

Como guionista además fue responsable de los mayores éxitos de Scorsese (Taxi Driver, Toro Salvaje) pero también de grandes fiascos a nivel de público que no de crítica como La última tentación de Cristo, Al límite o Gangs de Nueva York —esta última colaboración sin acreditar—, algo que por cierto también ha sucedido con los últimos films realizados por un grande como Coppola.

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Subrayada la condición de director maldito de Schrader, pasamos ya a comentar la no menos maldita Desenfocado, (basada en un biografía de Bob Crane firmada por Robert Graysmith), film que tiene varios puntos en común con La última aventura de Robin Hood, ambos hablan de un actor querido por el público (Errol Flynn / Bob Crane) y que representaba siempre personajes positivos, generosos, amables y  con un alto sentido de la moral, pero que sin embargo llevaban una vida privada repleta de adicciones, superviviendo en un permanente estado bipolar entre su imagen pública y lo que eran en realidad, que poco o nada tenía que ver con su verdadera personalidad.

Desenfocado se centra en las vicisitudes del actor Bob Crane (al que da vida un como siempre genial Greg Kinnear), que el propio Schrader define de esta manera en una entrevista para El Cultural.es: «Una americano medio, un padre de familia que se casó con su novia del colegio, un esposo ejemplar que guardaba revistas pornográficas en el lavabo del garaje, un locutor de radio que llegó a actor y nada menos que soñaba con convertirse en “el nuevo Jack Lemmon”. Y se convirtió en una celebridad menor gracias al improbable éxito de una serie basada en una única premisa cómica: un grupo de prisioneros norteamericanos combaten el nazismo desde dentro de un campo de concentración durante los días de la II Guerra Mundial.». Efectivamente, Crane fue el simpático, ocurrente y siempre sonriente protagonista principal de una serie de televisión que le convirtió en un actor muy popular y querido por el público, Los Héroes de Hogan.

El actor gracias a un extraño y oscuro personaje llamado curiosamente John Carpenter, interpretado magistralmente por Willem Dafoe, accede a uno de los primeros magnetoscopios y éste le facilita material pornográfico del cuál Crane se convierte en un adicto al porno, hasta el punto de emprender la realización de videos de porno casero en su propia casa y en colaboración con Carpenter. Pronto, y siempre tentado por la diabólica figura de éste, el actor entrará en una espiral de autodestrucción que repercutirá en un desenlace tan anunciado como trágico, debido precisamente a la contradicción entre su imagen pública y sus “hobbies” personales.

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Carpenter hace aflorar en Crane un lado oscuro que ni el mismo podía imaginar. En palabras de Schrader para El Cultural.es: «La vida y horrible muerte de Bob Crane tuvo algo de otro personaje mío de ficción, Julian Kaye de American Gigolo: ambos son los protagonistas de la tragedia existencial de un hombre vacío que no sabe que lo es. Los dos son más la ilustración de sus propios vicios que personas presentes en sus vidas».

Su adicción al porno, tanto visto como realizado, le causa enorme placer pero también sentimientos de culpabilidad muy tortuosos, ya que debe llevar una vida secreta, en una américa terriblemente puritana, que de salir a la luz destruiría para siempre su carrera como actor. Entre Crane y Carpenter se establece una relación de dependencia y esclavismo malsana, cercana al sadomasoquismo. El film en es ese sentido es brutal, su interés aumenta gradualmente y cada vez se va haciendo más irrespirable, morboso, inquietante, oscuro y terrible.

En la cinta hay lugar también para momentos oníricos  en los que Crane se enfrenta a su propio personaje en pantalla o momentos alucinógenos realmente espectaculares. Pese a todo, es un film narrado con una magistral sobriedad, (la época en la que transcurre la acción por ejemplo está muy bien descrita) sin aspavientos ni subrayados, intentando no juzgar a los personajes, tomando distancia pero sin perder de vista nunca a los personajes. Incluso Schrader se permite un pequeño homenaje a El crepúsculo de los dioses, que no conviene desvelar.

Desenfocado pone una vez en solfa las obsesiones de un director como Schrader, de formación calvinista, y que ya desde sus primeras cintas (American Gigolo, Hardcore: un mundo oculto) o sus inicios como guionista (Taxi Driver, Toro Salvaje) parece muy interesado por personajes autodestructivos pero sobre todo por el tema moral: la dicotomía que se produce entre lo que aparentamos exteriormente y que lo realmente somos cuando nos quedamos solos frente a nosotros mismos en nuestra habitación, con la puerta cerrada; lo que se esconde tras la máscara con la que cotidianamente sobrevivimos y ocultamos nuestro verdadero rostro a los demás.

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