Jaén, Virgen & Extra (José Luis López-Linares)

Ahora que la euforia se vive desde dentro, a través de superalimentos, tratamientos no químicos, maridajes y demás pasiones que se aplican directamente al paladar, es un momento ideal para fijarnos en un documental como Jaén, Virgen & Extra.

El objetivo es único y elocuente: ensalzar a la aceituna, en particular la extendida variedad Picual tan típica del terreno, a través de todo parámetro que pueda afectar su existencia. Para ello visitamos a vista de pájaro las tierras que conforman la provincia de Jaén, lugar reconocido mundialmente cuya orografía está decorada por casi setenta millones de olivos, que se dice fácil pero la vista no da para abarcar.

De un modo promocional y divulgativo, acompañados por la voz en off del actor Antonio Valero, la mecánica del documental salta de la panorámica visual del entorno a la entrevista. Del proceso “tierra-olivo-aceituna-aceite” destilamos una historia milenaria que nos transporta a la época de los romanos, cuando Jaén era el huerto de refuerzo para sus ingentes necesidades de este lubricante natural. De aquellos barros estos lodos, como se dice coloquialmente, poco a poco se justifica la realidad de esta tierra, que vive de la explotación de su terreno, con uno de los frutos más delicados que pueda dar un árbol.

Sin querer hablar de nombres propios y sus marcas, es el uso de la aceituna para la elaboración de aceite lo que realmente interesa, aderezando con pinceladas la historia de Jaén que orbita alrededor del olivo. Para no cargar tintas, visitamos el trabajo en el terreno de un modo episódico, para descubrir el producto final y su empleo en el proceso final: la degustación. En esta parte no han perdido la oportunidad de visitar algunas de las cocinas más importantes del país (y por tanto a prestigiosos chefs), convirtiendo el aceite en arte, salpicando los alimentos como el oro líquido reconocible que es.

También hay lugar para expertos de todo tipo, desde el agricultor al crítico gastronómico, todo un adalid personal dispuesto a confirmar que Jaén se está aproximando de un tiempo (corto) a esta parte a su propia excelencia, mimando a un mismo nivel el proceso de obtención del preciado aceite como su presentación visual final.

Como fanática de la técnica, habría disfrutado más del procesado en seco, es decir, conocer a fondo la cadena de manufacturación, descubrir todo detalle de aquel que toquetea el árbol. Aunque sí se visitan todos estos trabajos de campo, el empleo de un tono en exceso relajado y uniforme parece romper la realidad del trabajo de la aceituna en sí, aunque aporta una visión idílica del producto y la región, aprovechando el dominio de un trabajo milenario que despejará algunas dudas al que no distinga lo que tiene entre sus manos diariamente.

Jaén, Virgen & Extra despliega la belleza de lo orgánico para que también nos entre por la vista el producto, con seriedad y pausa hay espacio para que todos transmitan su afecto por lo que mejor conocen, intentando que fluya el encanto del paraíso interior. Y hasta aquí lo que dieron de sí las aceitunas verdes, las negras y el olivar infinito.

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