Historias de dos que soñaron (Andrea Bussmann, Nicolás Pereda)

En la VI edición de Márgenes, festival que destaca por combinar las proyecciones en sala con la difusión en streaming —de forma gratuita— de todas las obras que forman la sección oficial. Entre las 13 películas que competían en la sección oficial, me gustaría destacar la última obra de Andrea Bussmann y Nicolás Pereda que desde México nos ofrecen el retrato de un bloque de viviendas en Toronto, a través de la historia de una familia hungáro – romaníes que se encuentra a la espera de conseguir asilo fuera de Toronto. La familia filtra su realidad a través de los sueños de un niño. Una imagen en blanco y negro que es coloreada con la imaginación de Alex, que un día al despertar se da cuenta: que en vez de boca tiene pico y su cuerpo está lleno plumas. Una realidad gris que es dibujada a través de la ficción re-construida  con la narración teatralizada que entremezcla los sueños con la vida.

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La película construye diferentes relatos: una mujer que se volvió loca después de que su hijo cayera de un balcón, un perro abandonado encerrado en un departamento, un incendio que acabó con todo el piso del edificio, una serpiente que se escapó y un niño que se convirtió en ave. Los personajes disfrazan los sucesos de su vida por medio de elementos surrealistas y metáforas, la familia revive estas historias representando la ficción. En un ejercicio de metalenguaje se nos muestran los procesos previos, donde la familia prepara la representación ficcional de estas historias. Las leyendas se enfrentan dialécticamente con la realidad de la vida del edificio. El contacto espontáneo con los mecanismos de la ficción dejan al descubierto el interior de los personajes alejando la imagen de la representación. La construcción de un mundo aparte, entre lo material y la representación de esta.

La falsificación se impone a la realidad, terminando por ser un reflejo más profundo de la vida en el bloque. Una familia sin lugar, despojadas de sus raíces y que se aventura a encontrar su sitio entre los laberínticos sueños de un niño. Con mucha naturalidad esta obra cabalga entre el género de lo real y la ficción, desnudando los dispositivos del cine y mostrando las condiciones de vida de la familia. Una historia gris que es forzada a representar el color a través de la ficción, consiguiendo hacer escapar las ansias de volar de la familia que aún busca un lugar donde asentarse. Sin necesidad de usar una narrativa convencional, la historia se construye de forma desorganizada. Una película sobre las historias de una familia, una película sobre como una familia representa unas historias o el relato de una familia que necesita contar su historia. El tiempo de la realidad se desvanece para dejar al espectador sumergido en el tiempo ficcional, un limbo producto de los sueños.

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