Grieta en la oscuridad (Xavi Rull)

Carlos, joven escritor, se encuentra sorprendido ante el repentino cambio de estilo que han sufrido las obras de su mentor, profesor y amigo, Ángel Millán. Este parece haber adquirido un código moral personal, que rompe con el concepto establecido del bien y del mal. Carlos trata de visitar a su mentor y descubre que quizá su cambio tenga que ver con el extraño personaje instalado en su casa.

Grieta en la oscuridad se presenta como un corto prometedor, que tiene muy claro lo que quiere contar. La idea no es mala, con el homenaje a grandes clásicos como Poe o Clark A. Smith. El guión, clásico, está lleno de buenas ideas. Pero hay algo que no acaba de concretarse en la historia. Probablemente sea por la interpretación de todos los personajes. No da la sensación en ningún momento de que ninguno se crea su personaje. Son repeticiones maquinales de un buen texto, que no bastante para convertirlo en una buena obra.

Es una lástima que, pese al gran trabajo de Maria Costa en la historia y de Xavi Rull en la dirección, ninguno de los actores esté a la altura de lo que se espera. Lo que debería ser un thriller misterioso y lleno de suspense e intriga acaba por ser una manera un tanto insustancial por descreída de pasar el rato. También es verdad que, posiblemente, se traten de abarcar demasiadas tramas y subtramas para la duración de la pieza, restándole profundidad al asunto.

En cualquier caso, bien podemos disfrutar de los elementos técnicos de esta historia. La fotografía, bien elegida, los movimientos de cámara prestos a crear el ambiente tenso que requiere la historia, el juego de luz y sombra y el contraste entre interiores y exteriores que se nos propone o la reflexión que queda presente dado el final abierto de la pieza.

El regusto amargo nos lo produce el hecho de que, sin ser malo, podría ser mejor simplemente estando mejor ejecutado. Somos algo más que las partes que nos conforman, sí, pero si alguna de esas partes falla, el que se ve afectado es el conjunto. Pese a todo, prometedora obra Xavi Rull. Quedémonos con lo bueno.

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