El cine de… Michael Powell y Emeric Pressburger (I)

Cuando propuse a mi tocayo Rubén, dueño y señor de Cine Maldito hacer un monográfico sobre Michael Powell y Emeric Pressburger, su primer comentario fue dudar si el perfil de la pareja de cineastas podría encajar dentro del contenido habitual de la web que busca principalmente dar a conocer películas y cineastas no muy conocidos para el gran público o que se encuentran al margen de los gustos de la gran masa de cinéfilos.

Es cierto que películas como Las zapatillas rojasEl fotógrafo del pánico o Narciso negro son muy conocidas para la mayoría, pero también lo es que la corta filmografía de estos genios no se encuentra entre las más reseñadas en las webs dedicadas a difundir el séptimo arte.

De filmografía compacta, inclasificable, heterodoxa, cuentan entre sus admiradores confesos a cineastas tan diferentes como Martin Scorsese, George A. Romero, Bertrand Tavernier, Jean-Pierre Melville, Terry Gilliam o Aki Kaurismäki. De hecho, Scorsese ha colaborado activamente en la  restauración de sus filmes e hizo un bonito homenaje dando el nombre de Michael Powell y Emeric Pressburger a dos de los personajes de su película El tren de Bertha.

El magnífico libro de Llorenç Esteve dedicado a esta pareja de cineastas publicado por Cátedra nos servirá de base para rendir un pequeño y merecido homenaje a estos extraordinarios autores cuya obra abarcó cuatro décadas de buen cine.

La obra de estos dos poetas del cine se caracteriza por una aparente falta de realismo y una estética manierista sazonando la narración con finos toques de ironía y humor. La crítica de la época consideraba sus películas como simples filmes de escapismo y entretenimiento, sin llegar a considerar su cine dentro de la esfera del cine de autor.

Ideológicamente adscritos al conservadurismo británico, ello provocó que su cine se calificara erróneamente como reaccionario del mismo modo que se enjuició  al cine de Raoul Walsh o John Ford, entre otros maestros.

Michael Powell nació en 1905 en un pueblo cercano a la Catedral de Canterbury. De carácter introvertido y amante de la lectura el estallido de la I Guerra mundial marcó profundamente su infancia. El joven Powell descubre el cine visionando las obras mudas del alemán Fritz Lang, autor que le marcaría profundamente, y decide hacerse director después de visionar la cinta muda Intolerancia de D. W. Griffith.

Perturbado por el veneno del arte cinematográfico, opta por dejar su empleo en un banco y empieza a trabajar en el mundo del cine como ayudante del departamento de publicidad de una pequeña compañía en la Riviera Francesa. De regreso a Inglaterra consigue un trabajo como fotógrafo en la película de Hitchcock La muchacha de Londres. Poco a poco va subiendo de status y pasa por todo tipo de departamentos: montaje, fotografía… hasta dar el salto a la dirección.

Pressburger, de origen húngaro, fue un guionista de reconocido prestigio en la UFA, pero tras la subida al poder del partido nazi en la Alemania de los 30 se exilia a Francia. Después de trabajar como guionista en la cinematografía gala, se establece en Gran Bretaña.

En 1939 Michael Powell y Emeric Pressburger se conocen tras participar en la cinta El espía negro, filme dirigido por Powell con guión de Pressburger. Gracias a esta primera colaboración surgirá una de las asociaciones director-guionista más peculiares del cine.

Powell y Pressburger no mantenían la típica relación director/guionista. Los dos disfrutaban del mismo nivel de responsabilidad a la hora de poner en marcha un proyecto: Pressburger desarrollaba el guión y Powell se encargaba de la puesta en escena, montaje y selección de localizaciones, aunque en puntuales ocasiones Emeric también participaba en la producción y en el montaje.

Tras tres colaboraciones, fundan la mítica productora The Archers, que no será solo una asociación económica, sino también supondrá un compromiso artístico, firmando todas sus películas como dirigida, producida y escrita por Michael Powell y Emeric Pressburger.

El cine de esta pareja de hecho se caracteriza por la búsqueda de la identidad y una vuelta a los orígenes de la vida típicamente británica con una exaltación de la juventud como virtud que proporciona la vía para alcanzar la felicidad tan buscada por el ser humano.

Otro de sus temas recurrentes es la exaltación del individualismo como filosofía social y un exquisito uso de la imagen como forma de expresión y concebir el cine, ya que Powell y Pressburger dan una mayor importancia a la belleza estética que a la historia narrada. Sus historias se basan en viajes físicos e iniciativos que supondrán un profundo cambio en los protagonistas utilizando el «flashback» como recurso narrativo a través del cual se desarrolla su cine. Filman espectaculares secuencias de paisajes sin que por ello presten una menor atención a las escenas de interior que son una de las señas de identidad del cine de los británicos debido a la cuidada planificación y carácter esteta que define su cine.

En ese periodo, filmarían algunas de las más bellas obras del cine británico como Los invasores, Vida y muerte del Coronel BlimpSé adonde voyA vida o muerteNarciso negroLas zapatillas Rojas o la inquietante El fotógrafo del pánico.

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