Ditte, Child of Man (Bjarne Henning-Jensen)

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Frente a otras cinematografías que gozan en la actualidad de un mayor reconocimiento popular en lo que respecta a su cine clásico, la danesa sigue ostentando ese carácter oculto y marginal, debido en buena parte a la escasa difusión que exhibe el cine producido en una geografía que cuenta por contra con una rotunda aceptación de su cine contemporáneo en cuanto a la filiación cinéfila mundial. Si bien nombres como los de la pionera Bodil Ipsen o fundamentalmente la gran estrella del cine danés Carl Theodor Dreyer destacan con un brillo luminoso e incontestable entre los autores fundamentales que marcaron la evolución del séptimo arte, tampoco es menos cierto que otros cineastas quizás no tan aclamados pero igualmente poderosos permanecen aún escondidos a la espera que resurja el interés hacia ese cine poseedor de una modernidad ciertamente espeluznante cincelado en el país nórdico ya desde sus orígenes más primarios.

Sin duda, Ditte, Child of Man reluce como una de las piezas esenciales del cine danés clásico. Considerada por la crítica especializada de su país como una de las diez mejores películas de la historia del cine danés, la cinta irradia ese halo de derrota, vanguardia, demolición, dolor y pesadumbre inherente en los grandes melodramas europeos realizados en las tempranas décadas de los cuarenta y los cincuenta. Sin ser una pieza adscrita al cine neorrealista, sí que encuentro ciertos dogmas que ligan la puesta en escena de esta contundente obra maestra con los paradigmas más hirientes y sugestivos de la corriente nacida en la Italia de posguerra como pueden ser esa sencillez narrativa que presta atención sobre todo a la naturalidad frente a la impostura del melodrama folletinesco, así como fundamentalmente una narración directa, sobria y muy cruel que pone toda la carne en el asador para hacer ver al espectador en primer plano las bajezas y mezquindades presentes en un ser humano egoísta, zafio e individualista que en aras de su propio interés no dudará en destrozar la vida de una inocente y soñadora muchacha no contaminada por las fuerzas de la maldad, cuyo destino se verá encaminado hacia una ruta conquistada por el egoísmo, la muerte, la ambición y la total falta de escrúpulos, vertidos para más inri por aquellos seres de los que menos esperamos puedan proceder estas malicias, es decir, nuestros propios familiares.

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La película se basa en una novela escrita por el prestigioso dramaturgo danés Martin Andersen Nexø (autor entre otras de la afamada Pelle el conquistador), un novelista interesado en reflejar las injusticias sociales y las carestías que asfixiaban a las clases sociales más desfavorecidas, cuya simiente literata fue tomada con gran acierto y talento por el cineasta Bjarne Henning-Jensen para construir una perfecta adaptación en imágenes de una novela caracterizada por su poderosa depresión. Esa miseria tanto moral como económica que acompañará el trayecto dibujado por el cineasta a lo largo del metraje del film será suavizado en cierto sentido gracias a una apertura onírica de tintes trascendentales en los que una voz en off,que emite su tono bajo un fondo de pantalla donde aparecerá un cielo plagado de luminosas estrellas (una alegoría nada disimulada de la figura de un Dios omnisciente resignado ante la inmundicia imperante en la tierra), informará que cada segundo alumbra en la tierra un alma humana en forma de estrella convertida en un ente de carne y hueso que vivirá en un hábitat en el que le espera un incierto destino. Quizás un purgatorio que durará toda su vida, debido a las circunstancias que rodean el nacimiento del recién llegado.

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De este modo tan poético la cámara recorrerá la estancia de una habitación donde está dando a luz una parturienta ante la inquisitiva mirada de su familia y vecinos. Se trata de un parto no deseado, ya que la niña que acaba de alumbrar al mundo resulta ser fruto de una relación ilegítima mantenida por la primeriza madre con el rico heredero del propietario de una fructífera granja vecina. La vergüenza que este suceso acarrea en la humilde familia del pescador, cuya hija ha sucumbido a la tentación del sexo, será tapada por el soborno del abuelo adinerado de la infante, que comprará con una ingente cantidad de dinero a su pusilánime consuegro con el fin de que el acto de su vástago sea silenciado. Sin embargo la víctima, la madre abandonada, pronto manifestará su verdadero rostro al huir del hogar familiar dejando atrás su responsabilidad para con su retoña en busca de aventuras y el dinero fácil que parece encontrarse fuera de las cuatro paredes de la modesta choza que alberga el domicilio familiar. Así, Ditte (nombre de la recién nacida), será criada por unos abuelos que, a base de sacrificio y esfuerzo, sacarán adelante a la infante. Sin embargo, los sobre-esfuerzos realizados no serán soportados por el castigado cuerpo del bondadoso pescador, que morirá de una larga enfermedad dejando viuda de cariño y protección económica a su anciana esposa así como a la pequeña Ditte. La ausencia del cabeza de familia obligará a la anciana a mendigar, hecho que provocará el rechazo de sus vecinos que observarán la presencia de la sexagenaria como una amenaza a su tranquila existencia.

No obstante, pasados los años un joven aparecerá repentinamente en el hogar familiar. Se trata de Lars Peters, un bonachón y trabajador incansable que se presentará como la nueva pareja de la madre de Ditte, y por tanto reclamará a la niña para que ésta sea llevada a su nuevo hogar junto con su progenitora. Pero este reclamo que en principio parece supondrá un retorno al hogar y al amor familiar necesario para una Ditte cuya vida se ha visto ahogada por las carestías y a la miseria más absoluta, tiene un propósito no tan desinteresado como cabría esperar. Y es que Ditte se verá obligada a trabajar como una especie de empleada doméstica en su propio hogar, cuidando así a sus hermanos pequeños nacidos fruto de la relación de su madre con el campechano Lars Peters, siendo maltratada tanto psíquica como físicamente (impresionante y desgarradora sin duda resulta la escena de la paliza propinada por la malvada madre de Ditte a la adolescente ante la mirada de sus hermanastros por el simple hecho de adelantar la hora del reloj que preside el salón de la casa) por una ascendiente totalmente endemoniada por su egoísmo y codicia que tratará al fruto de su vientre como un simple objeto económico para su empleo interesado.

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Así, la cinta narrará el doloroso camino trazado por una inocente atrapada en un mundo donde el desamor y la soledad dominan cualquier intento de evasión hacia rutas menos deprimentes. En el itinerario contemplaremos el asesinato de la abuela de Ditte a manos de su propia hija en su intento de robar el dinero con el que el rico abuelo de Ditte compró el silencio familiar. Hecho que provocará el arresto de la enferma madre de Ditte, así como la caída en desgracia de la granja que deberá ser subastada ante la falta de recursos y la maldición ligada al hecho de las conexiones familiares con una asesina convicta acarrean a la estirpe familiar. Igualmente conoceremos al infame hermano de Lars, un buhonero que malvive afilando cuchillos y vendiendo todo tipo de baratijas que arribará al hogar de su hermano con la intención de establecerse, revelándose como un ser malvado, mezquino y maltratador que ennegrecerá la normal coexistencia moldeada por el resignado Lars una vez abandonada su dócil obediencia a su hiriente esposa. Finalmente la inocente Ditte, se verá obligada a entrar a trabajar como empleada de hogar en la granja de una dictatorial campesina que vive con su cándido y sensible hijo para poder aportar el dinero suficiente en la familia tras el desahucio de la granja provocado por las deudas e impagos ocasionados tras las continuas desgracias sufridas por Lars y los suyos.

El trabajo como empleada del hogar supondrá una nueva caída en los infiernos de Ditte, que deberá cumplir las despóticas órdenes de una acomplejada señora de la casa, pero igualmente supondrá la primera oportunidad de la joven para encontrar el amor en los brazos del joven y cobarde hijo de su matrona, suponiendo esta esperanzadora relación ese sueño de ventura y bienestar que jamás pudo aparecer hasta ese momento en la sacrificada vida de la joven. Pero… ¿podrá cumplirse las ilusiones de Ditte o el sueño tornará en pesadilla?

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La cinta disfruta de una narración que adquiere los resortes de una especie de pesadilla terrenal rodada con un tono hiperrealista y muy desgarrador, detallando los sufrimientos y desdichas de una joven nacida con la marca del infortunio, incapaz de desembarazarse del mismo a pesar, o quizás mejor dicho debido, a su extrema bondad y sensibilidad a flor de piel. Así, a pesar de la dureza que oprime su existencia, Ditte aflorará como un personaje inocente con una aptitud muy positiva que jamás caerá en la depresión más profunda aunque los avatares de la vida la infrinjan unos golpes difíciles de encajar mentalmente desde una perspectiva estrictamente adulta. En este sentido, a pesar de la oscuridad que brota del relato uno de los puntos más fascinantes del film es sin duda su luminosa y bella puesta en escena, plagada de majestuosos planos filmados en el entorno natural rural de la Dinamarca de principios del siglo XX, dotado pues de un diseño de producción muy elegante así como unos movimientos de cámara intrínsecamente vanguardistas y modernos, donde los planos más pausados y clásicos serán contaminados igualmente con ese arte más abstracto basado en unos angulares muy complejos y llamativos que otorgan al film un halo de modernidad ciertamente embaucador para los ojos de un espectador contemporáneo. En este sentido, el paisaje campestre y soleado servirá de escenario a la dantesca y cruel historia de la sumisa Ditte. Una epopeya que no hará ascos a mostrar en primer plano parricidios enfermizos, sangrantes palizas o violentos pasajes filmados con una garra y valentía impropia de una producción fechada a mediados de los años cuarenta. Esa modernidad comentada que se refuerza del mismo modo con un hipnótico y maravilloso pasaje en la que la protagonista disfrutará de un reparador baño en completa desnudez que recuerda sin duda a las secuencias más seductoras y sensuales de ese cine nórdico de los cincuenta que no temía mostrar la belleza del cuerpo humano en todo su esplendor sin impostados cortes de montaje.

Por consiguiente, Ditte, Child of Man se contempla a día de hoy como una de esas joyas del cine nórdico clásico que merecen un mayor reconocimiento por su rotunda modernidad carente de sensiblería capaz de mostrar sin miramientos las miserias, inmundicia y total desvergüenza de una sociedad conquistada por los convencionalismos sociales y religiosos que predica la solidaridad y la buena ventura de cara a la galería, mostrando su verdadera cara cincelada por la crueldad, el individualismo y la violencia en cuanto la máscara de las apariencias ha sido retirada de la hipócrita senda de las formalidades. No me cabe duda que ésta es una película que disfrutarán todos los amantes del melodrama clásico más alejado de los dogmas del cine clásico de fábrica.

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