Aniversario nº5: echando la vista adelante/atrás

Lo que dice el tiempo, cinco años, es que hoy cumplimos nuestras bodas de madera. No hemos pensado en ello hasta hace cinco minutos, así que no estamos preparados para un especial sobre cine de carpinteros, y sí lo estamos para recomendar El gran éxtasis del escultor de madera Steiner de Werner Herzog.

Como hoy es el que denominaremos “aniversario nº5” queremos celebrar a lo grande el pasar de largo esta barrera tan especial, estos cinco años frente a vosotros, y como aún no nos sentimos viejos ni agotados, serán las primeras veces las que llenen la web. Esos críticos-monologistas-amantes de cine que admiramos, y que representan medios online que admiramos igualmente han sido invitados a esta, nuestra maldita casa, para hablar de sus películas malditas. Han aceptado el reto y este fin de semana disfrutaremos con sus recomendaciones (que nadie debería perderse).

Pero están los que llevan desde el primer día aquí encerrados, los que pasan de puntillas y los que entraron hace dos semanas con la fuerza de un elefante por estas puertas, esos que permanecen y aquellos que un día dijeron adiós. Todos ellos han conseguido que Cine maldito pueda hablar de cincos y no de olvidos, y han sido ellos mismos los que se han ofrecido a hablar de por qué sigue aquí este medio de expresión, para recordarnos que son una verdadera caja de sorpresas.

Así que lo que dicen redactores y amigos es…

 

Lo que dice Rubén Collazos

¿Qué decir cuando uno debe escribir sobre aquello que concibió? ¿Aquello que comenzó como un hobby, derivó en obsesión y ha terminado siendo parte del tejido propio? Resulta difícil, por no decir imposible. Podría hablar de demasiadas cosas: cómo se gestó el proyecto, el incansable apoyo recibido siempre desde dentro y desde fuera, la incombustible afición de un equipo para el que no hay palabra ni adjetivo posible, incluso los momentos de frustración por no poder dar forma a aquel fotograma perdido mediante nuestra herramienta más preciada, la palabra. Una palabra que se queda corta para describir estos cinco años de pasión, devoción, sufrimiento y, ante todo, ganas por dar una ventana a un cine que siempre concebí y siempre concebiré como esencial: aquel que, como cada uno de nosotros, permanece en el anonimato, no por falta de ganas de transmitir un entusiasmo inequiparable. Siempre reflejado en nuestras líneas, y siempre correspondido por aquellos que, junto a quienes continuamos levantando este pequeño gran proyecto día a día, no han dejado de ser un constante estímulo a través de una respuesta que jamás imaginé. Gracias a vosotros, a vuestras miradas que comprenden ese cine con un acto tan sencillo como el de mantener nuestra ilusión intacta.

Su primera vez: Margaret de Kenneth Lonergan

Lo que dice Alberto Mulas

Hablar de lo que Cine maldito significa, en mi caso, implica hablar primero de FilmAffinity y, sobre todo, de «El foro que surgió de FilmAffinity».

No es que este foro fuera el Café Gijón del nuevo siglo (principalmente porque allí cabía de todo), pero de allí también surgieron grandes conversaciones sobre cine que, para el que desde la sombra las leía y apenas participaba, derivaron en la creación de dos webs de cine con ideas similares pero diferentes: Cinemadhoc y Cine maldito. Yo no tuve nada que ver en ellas, salvo como lector que se avergüenza de escribir o de exponerse a que le lean.

Poco tiempo después del nacimiento, me atreví a escribir para webs menos conocidas y la casualidad quiso que una de aquellas páginas llevara a esta, donde he tenido la fortuna de colaborar desde hace años y de escribir sobre cientos de películas. Así, lo que Cine maldito significa para mí quedaría resumido de la siguiente manera (parafraseando el inicio de Vals con Bashir):

Mi encuentro con Cine maldito tuvo lugar en el verano de 2013. Aquel día, y por primera vez en años, me volvieron a la cabeza las ganas de escribir, pero no sólo de escribir, sino de ver cine, y no sólo de ver cine, sino de escribir sobre todo el cine que veía.

Su primera vez: Romeos de Sabine Bernardi

 

Lo que dice Alejandro García

Hace dos años que conocí Cine maldito, mientras cubrían festivales malditos como Márgenes. Desde ese momento la web me conquistó por varios motivos:

Primero el esfuerzo que se realiza para descubrir títulos y rescatar obras que han sido desterradas de la mayoría de tops y revistas de cine. Esta iniciativa complicada convierte la web en un lugar donde descubrir películas y reseñas sobre estas (en ocasiones las primeras reseñas de dichos títulos).

En segundo lugar, la extensión y complejidad de las reseñas, no como otras webs que optan por reseñas cortas que muchas veces son simplemente algo más que la sinopsis de la película.

Después de todo esto, tuve la suerte de incorporarme entre los redactores de Cine maldito sumándome a la cobertura de Márgenes con la reseña a Transeúntes de Luis Aller. Desde entonces he podido participar con total libertad en esta compañía encargada de explorar los rincones más oscuros de este bosque llamado cinefilia, para intentar rescatar especímenes fílmicos únicos que puedan servir de plato de buen gusto a esos cinéfilos cansados de la monotonía a la que nos tiene acostumbrados la gran industria.

Un placer colaborar con todos vosotros y espero poder seguir haciéndolo muchos años más.

Su primera vez: Transeúntes de Luis Aller

 

Lo que dice Àlex P. Lascort

Como los Dos hombres en Manhattan de Melville, me vi allá por 2012 paseando por Las Ramblas con Don Rubén Collazos en pos de una birra infecta en La Ovella Negra. Eran tiempos de críticas en FilmAffinity, de sus foros, y de discusiones endogámicos sobre anónimos del lol en redes sociales. Y saltó la bomba deportiva: el Sr. Collazos me habló de colaborar en un proyecto pequeño, loco y arriesgado llamado Cine maldito. Ahí estuvo la génesis.

Y 5 años después, a base de alternativas, dobles sesiones, scopes, y coberturas de festivales me encuentro un día en Pontevedra presentando una película como crítico de esta santa casa. Así que gracias. Gracias por la confianza, por el cariño, por la paciencia y por creer que vale la pena que escriba algo sobre cine. Y es que Cine maldito ya es mi casa, el lugar donde el cine se pone en mayúsculas, donde se cree que lo pequeño también puede ser valioso. Nunca una cerveza tan mala valió tanto la pena.

Su primera vez: Hara-kiri: Muerte de un samurái de Takashi Miike

 

Lo que dice Álvaro Casanova

Nada más aceptar la propuesta de escribir en un párrafo lo que suponía Cine maldito para mí, sabía que iba a ser difícil de narices condensar en pocas palabras los casi cuatro años que llevo escribiendo aquí. Desde las conversación inicial a distancia que mantuve con el dire sobre mi ingreso en la web, las primeras reseñas (con un curioso tuit de Vigalondo de por medio), mi debut en los pases de prensa que hoy ya cuento por dos centenares, varias entrevistas donde también tuve el placer de conocer a otros compañeros, aquellos festivales de Cine Alemán en 2014 y 2015 en el ya difunto Palafox o los nueve días que estuve cubriendo el Festival de Gijón y que me hicieron sentir todavía más privilegiado por unir mi nombre a todos los que aquí escribimos… son muchas las horas que este sitio me ha regalado y que tenía que reflejar en este breve texto, pero que a la vez hacen que no sea sencillo elegir solo un detalle, una película, una anécdota. Sobre todo teniendo en cuenta que Cine Maldito permanece en continuo funcionamiento y el año que viene seguiremos estando aquí. Entonces tendré que currarme un texto mejor.

Su primera vez: El artista y la modelo de Fernando Trueba

 

Lo que dice Dani Rodríguez

Indagar y profundizar en los recovecos más ocultos de lo que muchos llaman el “cine maldito” es una de las experiencias más gratificantes con las que se pueden topar los que nos consideramos amantes de eso que algunos se han empeñado en llamar cinefagia. Concepto que asimila una visión personal de la cinefilia a la vez que deja a un lado las autorías y naturalidades preconcebidas, abogando más por la ingenuidad de quien crea el arte como medio de escape artístico, sea cual sea el género o pretensión de eso que conocemos como películas. Escribir en Cine maldito ha sido encontrar un espacio idóneo para explayarse sin tapujos sobre ese tipo de cine, que algunos ven loco y demente, con miras que quizá vayan más allá del mero sentido de su contexto. Con razón o no, explorar la situación tanto artística como conceptual de lo que algunos no juzgan más allá de películas ocultas supone el rastrear en las pesquisas menos conocidas, pero a la vez fascinantes (y en algunas ocasiones perturbadoras, por qué no decirlo) de un sector del cine cuya emoción anexa puede definirse en una sola palabra: el culto. Una devoción colectiva que en un espacio como este, necesario e indispensable, uno puede compartir con un nutrido grupo de redactores, más amigos que compañeros, con los que uno se da cuenta de que a lo mejor no está tan solo a la hora de defender y vanagloriar el aspecto menos comprendido del cine más underground.

Su primera vez: La semana de asesino de Eloy de la Iglesia

 

Lo que dice Javier Abarca

He visto cosas que vosotros no creeríais. Un párrafo con la palabra «cinta» repetida cinco veces. Una conclusión de ocho líneas sin un solo punto. Un becario contratado en una web para hablar de animación y reseñando una película de acción apenas dos meses más tarde. He visto envíos a última hora, textos que se demoran meses, gritos desesperados de los administradores ante la desidia e ineficiencia de su redactor. Todos esos momentos se perderán, como lágrimas en la lluvia… o tal vez quedarán marcados para siempre, en un historial delictivo demasiado amplio ya.

Y sin embargo, aquí sigo, gracias a la inagotable paciencia de Rubén y Cristina. Han pasado casi tres años y los ánimos continúan igual, las inseguridades van a menos y la pasión por el cine olvidado no deja de crecer. He podido ver grandes películas, he aprendido una barbaridad, me he abrumado y emocionado con los textos de mis compañeros. Y no he dejado de agradecer ni una sola vez la oportunidad de formar parte de un proyecto tan especial, tan hermoso y tan rematadamente cinéfilo como Cine Maldito, que hoy cumple un lustro y sigue tan fresco como el primer día. ¡A por el siguiente!

Su primera vez: El lobo gris y Caperucita Roja de Garri Bardin

 

Lo que dice José Sanz Gallego

No sé de qué manera llegué a Cine maldito pero sí porqué la metí en favoritos: una web de cine con un pie en lo nuevo y el otro en lo vetusto, con perspectivas variadas e interesantes y encima sin publicidad intrusiva. Página de cabecera tanto para filtrar qué me interesaba del cine venidero como para cotejar puntos de vista sobre cine antiguo. Y, sobre todo, para descubrir cosas, independientemente de si eran de una línea temporal venidera o inminente.

Me han pedido un mini texto para su aniversario (zorionak!) en términos de libertad, que es algo que aprecio mucho: lo que más he valorado siempre que he podido colaborar con algún medio. No lo sé de forma definitiva porque no conozco a todos los que han escrito acá, pero infiero el mismo trato han tenido, o esa impresión siempre he tenido leyendo reseñas de la buef. Y qué bonito que un medio consiga que mucha gente que piensa distinto sobre cualesquiera cosas acerca de las que tener una opinión ponga de acuerdo a dichas personas para escribir de forma libre al hilo de algo tan chachi como es el cine. Por muchos aniversarios más para la web. Enhorabuena.

Su primera vez: The Human Centipede (Full Sequence) de Tom Six

 

Lo que dice Mari Carmen Fúnez Galán

Me piden los amigos de Cine maldito que escriba para su quinto aniversario sobre mi experiencia formando parte de su web. En realidad, al margen de ruedas de prensa compartidas o de entrevistas junto a alguno de los compañeros malditos, solo hay un texto mío en la web: La bicicleta verde de Haifaa Al-Mansour. Recuerdo a Rubén, al que aún casi no conocía, diciéndome que querían cubrirla pero que no conocían a nadie que la hubiera visto aparte de a mí. Que si no me importaba escribir una reseña para ellos aunque ya sabía que había escrito sobre ella para Cinema Ad Hoc. Pero lo que más recuerdo de aquello fue que me dijo algo así como «ya le he pedido permiso a Martín para decírtelo», cosa que me sorprendió muchísimo por el hecho de ser «webs hermanas» pero sobre todo por la profesionalidad que destilaba que hiciera algo así. Así que a la presión que ya tenía por no repetirme y a mi habitual inseguridad, se sumó la responsabilidad de escribir para una página que se tomaba tan en serio las cosas como para pedir permiso para solicitar los «servicios» de un/a redactor/a. No se me comió nadie después de aquello (supongo que no les disgustaría demasiado la reseña), y además Rubén y Cris siempre han estado a mi rescate cuando me ha tocado estar al mando de CAH y el wordpress me ha puesto histérica. Lo mejor de todo es que me han acogido como «hermanastra» hasta el punto de pedirnos redactores, intercambiarnos pases y quedarnos con la peña tuitera el día de los inocentes. Por muchos años más, hermanos.

Su primera vez: La bicicleta verde de Haifaa Al-Mansour

 

Lo que dice Martín Cuesta

Todo empezó con una conversación…

Hace diez años yo era un tipo en un impasse sentimental y profesional. Tras ciertos cambios que habían terminado con cómo concebía mi vida hasta ese momento decidí, aprovechando la cantidad de tiempo libre, recuperar el antiguo hábito de escribir sobre cine, esta vez de forma semipública. Los textos me llevaron a aquella charla con Rubén, la charla con Rubén a un foro, el foro a crear Cinema ad hoc, el resto es más o menos historia.

Rubén estuvo desde el principio en CAH, y la separación para crear Cine maldito no fue en absoluto traumática, siempre sentimos Cine Maldito como un medio hermano. Hoy me siento muy orgulloso de que CM siga siendo ese lugar al que acudes cuando buscas una información, un texto que no puedes encontrar en ningún otro sitio, muy orgulloso de llamar medio hermano al ese que coordinan Rubén y Cristina. Ahora, que nos dedicamos a esto profesionalmente, sigo recordando, quizás más que nunca, que todo comenzó con una conversación…

Su primera vez: NO de Pablo Larraín

 

Lo que dice Nacho Villalba

Siempre me ha gustado escribir sobre cine. Y siempre me ha atraído un tipo de cine diferente, arriesgado, nacido en los márgenes. Por eso, la posibilidad de formar parte de un proyecto (desde el principio, para más inri y orgullo) que aunaba ambos factores supuso una tentación demasiado grande como para ser rechazada. ¡Quién dice que no a escribir en una web llamada Cine maldito! Una web que, además, me ha permitido acceder a películas realmente apetecibles (estrenos exclusivos, clásicos ocultos…), reivindicar a directores que admiro e incluso cubrir un festival de cine, una de las mejores experiencias que me llevo como cinéfilo. Y siempre, y es de agradecer, sin presiones y disfrutando de una libertad creativa absoluta. Desde entonces, ha habido momentos en los que he participado más y otros en los que mi ánimo o las circunstancias me han mantenido más alejado del teclado, pero no ha habido un solo día en el que no me sintiera unido a este querido proyecto y a la mucha y buena gente que lo integra. Lo mejor ha sido eso: ver crecer algo que nació pequeño, sentirse parte de ello y poder disfrutar del talento de todos los que aquí escriben. Y que sea por muchos años (lustros) más.

Su primera vez: Street Trash de J. Michael Muro

 

Lo que dice Pablo Castellano

Me unto torpemente la nariz con su flujo mientras como su coño y muerdo algún pelo. El mío cae suelto sobre su cuerpo, cubriendo sus pezones. Ahora todo huele a champú y a sexo. Y entonces me semi incorpora e introduce su anular en mi ano para agarrar después mi cuello, dejándome marcas. La escupo en la cara, me escupe. Y nos gusta, pero ya no sentimos nada. Volvemos al salón, desnudos y a ritmos diferentes, para sentarnos en una mesa vieja que cruje como sus huesos de postadolescente contemporánea, cada uno a un lado, y sin que me vea yo miro su cara de pena. Me salto el eje. Y cuando abro los ojos veo que se enciende un cigarro con la elegancia de no fumadora que fuma durante el cabreo. Me lanza el paquete y sin querer cojo uno, prendiendo la punta a su vez con el erotismo del no fumador que tan solo fuma cuando le cubre el tedio. Me mira con su cara de retrato de Liepcke, tan bella, para que sienta nostalgia.

— Fue hace casi un año. Te pillé, como si nada, ahí…escribiendo para Cine Maldito. ¡Y todavía no has tenido huevos de sacar el tema!-Dice, elevando un poco más la parte izquierda de su labio.
— Pero C…
— ¿Es que acaso el conocimiento de Rubén Redondo sobre cine mejicano es superior a mi presencia? ¿Te ha dejado imbécil la redacción de Collazos? ¿Acaso los textos sobre cine griego de Cristina Ejarque te follan mejor que yo? — Me dice, pero sin fuerzas. No grita.
— Y que quieres que le haga, si me atraparon. Yo no tengo la culpa de tu mente cerrada y de tus estructuras fijas, de tu falta de improvisación y de la chispa que ya te falta. De que tú no seas para todos.
— No estoy celosa, pero ¿qué tienen?
— Gracia.

¿Qué?

—Son inteligentes, se las sopla el público que tú quieres contentar, y por eso lo ganan, aunque poco a poco. Y para nada son pedantes.
—Si eso piensas, ¿por qué sigo viva?
—Tú sabrás, eres tú la que te empeñas en seguir en esta línea, resistiendo un cambio inevitable. Entorpeciéndolo, volviéndolo más lento.
—Hazlo — Dice mientras me entrega la caja de alfileres que sirve de único atrezo.

Entonces me incorporo y me acerco a ella. Comienzo a pinchar su cuerpo a la altura de los hombros. Y así, sin prisas, empiezo a apagar su luz, a restar su belleza fija y en apariencia única y estable para que deje pasar a todo lo que cubre.

Muere en los medios el hacer el hacer tradicional que evita el pensamiento, lo salvaje y lo múltiple en favor de su conocimiento mentiroso apoyado en no ser espeso para que todos le amen. En cambio, y no nace ¡que ya es joven con ganas de romper!, toma paso en su pequeñez el lacónico y sombrío, pero entregado a lo máximo aunque todavía se le mire de reojo, modo de entender el cine sin restricciones absurdas. Llega Cine maldito. Y se queda.

Su primera vez: La espera de Piero Messina

 

Lo que dice Pablo García Márquez

— ¿Por qué no creamos una web donde hablar de ese cine que apenas se distribuye en nuestras pantallas? Ese cine que tanto nos apasiona pero que no tiene espacio. ¿Te imaginas un lugar donde leer sobre Aida Begic o lo que está saliendo de Georgia que tanto nos flipa? Igual hay otros colgados que pueden refugiarse en esa web. Un rinconcito donde volcar nuestro amor por esas películas, sin filtros. Un lugar personal donde ir aprendiendo con gente igual de loca que tú y yo. Además, ¿te imaginas que Nachete comienza a hablar de sus pelis chungas esas de miedo? Hay un tipo que se llama Pep que podría vomitar todo lo que sabe y todo lo que disfruta de los taiwaneses. Tú de tus australianos locos o Cris con sus ensayos poéticos. Ostias, hasta podríamos hablar del cine que se hacía en España durante la dictadura y merecía tanto la pena, por mucho que fueses rojos o nacionales. De la Ola negra yugoslava. Del Low cost patrio. Del giallo italiano. De los mexicanos de los años 50. Y rusos, muchos rusos. Y claro, de Hal Hartley y el cine independiente estadounidense.

Ah, y podríamos ir gratis Sitges. Eso sí que sería brutal. ¿Qué opinas?

— ¿De gratis a Sitges? Me apunto.

Su primera vez: El ladrón de melocotones de Vulo Radev

 

Lo que dice Pablo Vázquez Pérez

Ya solo faltan trece años para la mayoría de edad.

De paso confieso que no había leído todavía la Carta de presentación. Sí, la misma del enlace. Me alegro de recuperarla porque resume el espíritu difundido aquí desde que Rubén Collazos y Cristina Ejarque, unidos a la maldita redacción, colaboradores, más otros visitantes siguen armando esta revista digital justiciera con el cine llamado marginal, con algo de enciclopedia y sobre todo con ganas de contar lo que nos gusta.

Como curiosidad me hacen gracia los nombres repetidos como son Víctor, Rubén o Alejandro. De los Pablos ya he perdido la cuenta. Eso sí, todos únicos, solo hay que leer sus artículos para comprobarlo.

Pero “qué te voy decir si yo acabo de llegar”, salvo que en julio del 2012 yo andaba con tres blogs que escribía entonces, incluso uno de cine y medios llamado Argumentos —del infinito a la pantalla—. Ahí está, en barbecho. Aprovecho para agradecer a Sergio Rois con El rincón del cine y a Mari Carmen Fúnez de Cinema ad Hoc, que me animaron a salir del gueto. Y un saludo para Alberto Mulas, creo que es el único con el que me he tomado unas cervezas.

Su primera vez: Koza de Ivan Ostrochovský

 

Lo que dice Ramón Rey

El cine es libertad. Libertad de la acción delante de la cámara. Libertad de la cámara en su movimiento en el tiempo y el espacio para capturarla. ¿Y qué es lo que captura su objetivo aunque sea fijando su mirada en el infinito de un horizonte en un gran plano general de un desierto? El reflejo de nosotros mismos. Esto es a lo que debe aspirar cualquier plataforma que pretenda establecer un diálogo genuino entre este medio artístico con sus espectadores, asumiendo su naturaleza política y también de espectáculo, en su predisposición al análisis y la divulgación de lo introspectivo que se desprende de las imágenes, que es capaz de deconstruir además nuestra existencia a partir de su dimensión social sin dejar de ser nunca fundamentalmente un registro del relato humano. Eso mismo es este lugar en el que tan sólo he podido participar recientemente, un reducto de libertad que sobrevive felizmente entre la marabunta de clickbaits, inocuidad y falta de compromiso que genera la dictadura de los contenidos mainstream contra lo único que realmente importa: el cine.

Su primera vez: Loveless de Andrei Zvyagintsev

 

Lo que dice Rubén Redondo

¿Qué es Cine maldito para mí? No solo un espacio que me permite explotar mis obsesiones y neuras cinéfilas. Ni tampoco un rincón en el que cultivar mi insípida verborrea. Para mí Cine maldito es mi remedio para sanar las heridas. Mi abrigo contra las tristezas. Mi guarida para olvidar mis derrotas. Una pequeña casa familiar que aglutina diferentes puntos de vista y personalidades. Un hábitat por tanto que enriquece culturalmente. Que acoge a saboreadores de sandías más vagos que el sastre de Tarzán. A ecuatorianos adictos al espectáculo y al buen cine además de amigos. A seguidores de los zombies de George A. Romero que escriben como los ángeles. A andaluces yugoslavos con alma de poeta. A un jefe celtarra al que le chifla el cine confuso. A señoritas afrancesadas. A una jefa conciliadora que escribe en verso. A jóvenes promesas que suscitan el odio de documentalistas nacionales. A hipsters adoradores de Mariano Ozores. A fanáticos de gatos detectives. A reverendos que se excitan con el olor a sangre y vísceras italianas. A magníficos diseccionadores de los mejores estrenos. A multiusos que en verdad resultan ser una enciclopedia de cine. A críticas con perfil más humano de lo que se hacen denominar. A borrachos de absenta que extraen el mejor jugo de cada película. Todo esto es cine maldito. Un bosque difuso y heterogéneo. Un hogar que te hace disfrutar de este bendito arte que es el cine.

Su primera vez: Macario de Roberto Gavaldón

 

Lo que dice Víctor Carvajal

Desde pequeño me he sentido fascinado por el cine, por esa gran experiencia de sentarse a ver una buena película y vivir esa sensación subliminal de meterte en los escenarios y ser parte de la trama. Pero desde que Cine maldito me permitió ser parte de su equipo de redactores me ha nacido otra gran pasión: escribir sobre cine. Desde entonces, tuve la oportunidad de reflejar en un texto mis apreciaciones sobre un determinado filme, de buscar entre tantos adjetivos el más adecuado para calificar a una película y de estructurar una reseña que quede para la posteridad en la red virtual y que cualquier internauta pueda interesarse por ella.

Qué orgullo ser parte del objetivo de Cine maldito, de rescatar cintas olvidadas y de enseñar al mundo que el gran cine no necesariamente se lo encuentra en las películas oscarizadas o taquilleras, sino en aquellas que han quedado en el olvido o que han desaparecido de la memoria. Son tesoros escondidos que los descubrimos para nuestros públicos.

En este aniversario, quiero expresar el honor que representa para mí el compartir con un equipo de escritores de lujo que conforman la familia de Cine maldito.

Su primera vez: Bandidos de Orgosolo de Vittorio De Seta

 

Lo que dice Víctor López G.

La primera vez que escribí en esta santa casa fue en julio de 2012, exactamente —día más, día menos— hace un lustro. El texto en cuestión estaba centrado en Pontypool, una cinta de zombis que me dejó completamente alucinado cuando la vi en el Festival de Sitges y, francamente, releer la reseña me ha hecho ser consciente de la tremenda evolución que he tenido en cuanto a mi maña a la hora de redactar se refiere.

Si os digo la verdad, no recuerdo a ciencia cierta cómo empezó mi periplo en esta web —supongo que el bueno de Rubén, a quien veo año tras año en las colas del Festival de Sitges, me reclutó como si fuese un Nick Furia del cine más desconocido—; pero lo que sí sé es que tengo muchísimo que agradecer a mi paso por Cine Maldito.

Gracias a todos estos años he pulido mi estilo escribiendo, he descubierto auténticas joyas que de otro modo hubiesen quedado en un inmerecido olvido, he aprendido de compañeros que me han abierto las puertas a según qué tipo de producciones a las que no me hubiese aproximado por voluntad propia… Qué leches, ¡si hasta puedo ganarme la vida escribiendo y hablando sobre cine gracias a la oportunidad que surgió con vosotros!

Ha sido un placer servir con vosotros y tragarme algún que otro pase de prensa que me dejó al borde de la crisis nerviosa. Muchísimas gracias por todos estos años, y seguid defendiendo al cine del modo que siempre lo hemos hecho.

Su primera vez: Pontypool de Bruce McDonald

 

Lo que dice Cristina Ejarque

Porque somos lujuria y gula y pereza, todo mezclado por este pecado que es el cine minimizado… existimos.

El primer día de Cine maldito lo recuerdo con un Rubén Collazos de mirada desorbitada gritando «¡está viva!¡viva!» a lo mad doctor tras publicar el primer texto. Antes que eso, allá por los tiempos de dinosaurios era un Rubén sin rostro, al que me presentaron en un lugar donde nadie tenía rostro porque quería hacer «algo, no sé todavía qué, relacionado con cine en una web».

Después llegaron las libretas llenas de garabatos, gente que pasa por aquí a quien nunca les resulta una locura que les hablemos de plazos de entrega para soltar su creatividad y sabiduría, millones de fotogramas de vidas inventadas por otros, y la palabra (escrita), esa con la que definimos a veces un criterio y otras un chizpazo extraño que ha saltado de una pantalla de cine a nuestras cabezas.

Y en ese momento humanizamos las películas, por capricho defendemos aquellas que parece que nadie quiere, y nos sorprendemos de todos aquellos que nos siguen y dicen querer también ese cine. Y me sorprendo (yo, que a veces hablo en singular) que todas estas personas que aquí han hablado y todos aquellos que por unos minutos no han llegado a estar, se atrevan a escuchar nuestras peticiones, y sin pensarlo demasiado hagan del cine algo grande desde una posición tan íntima. Y me vuelvo a sorprender de paso porque cinco años sucedan en un instante (tan eterno).

Cine maldito también son horas actualizando el correo a la espera de señales de vida del redactor fugado, un aluvión de noticias que nos resulta indispensable compartir incluso cuando nos interrumpen la vida, textos de películas que parece imposible maquetar porque son tan desconocidas que no hay material, el jodido fantasma responsable de borrar parrafadas o fulminar ordenadores cuando parece que se ha escondido el botón de “guardar”. Pero llega cada uno de esos grandes momentos: cuando la reseña se publica, la satisfacción desbanca cualquier dolor de cabeza y todo se diluye en el olvido, es el turno del lector. Cine maldito está vivo por todo eso (bueno y malo) que lo hace bombear día a día, así que a estos cinco años les doy las gracias y a aquellos que los han hecho posible, mi más absoluta admiración. A Rubén el primero.

Su primera vez: Rabbit de Run Wrake

Gracias a los del otro lado, ávidos y malditos lectores. Este cinco es por vosotros.

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